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La silla del doctor Marañón

Milagros Pérez Oliva

"Cuál es la innovación más importante de los últimos años?", le preguntaron. Cuentan que Gregorio Marañón se quedó un momento pensativo y respondió: "La silla". "La silla que nos permite sentarnos al lado del paciente, escucharlo y explorarlo". Con esta anécdota el doctor Marius Foz ilustró su opinión de que la nueva tecnología no debe deshumanizar la asistencia. Pero no siempre es así. Muchas veces el médico escucha más a las máquinas que al paciente. Y, en el anverso de esta moneda, muchos pacientes no se consideran bien atendidos si no han pasado por el escáner. Éstos serían dos de los principales efectos yatrogénicos de la fascinación por las nuevas tecnologías médicas que comparten médicos y pacientes, con los medios de comunicación como intermediarios, según se dijo en los debates.

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Las nuevas tecnologías modifican también la actitud de los médicos frente a la enfermedad. Si se puede monitorizar un parto, ¿por qué controlarlo manualmente?, se dicen. Esta actitud plantea serios problemas docentes. Porque los médicos que ahora se forman han de conocer las nuevas técnicas, pero no es seguro que vayan a disponer de ellas cuando ejerzan. Para el doctor Marius Foz, "la enseñanza de las nuevas técnicas es muy importante, pero es crucial que se garantice el aprendizaje de técnicas más sencíllas". Hecha esta puntualización, el doctor Foz cree que el médico ha de tener una actitud exigente en relación a sus instrumentos terapéuticos: "Un médico no puede hoy conformarse con una radiología convencional, cuando los modernas técnicas reducen a la mitad el nivel de radiación en cada impacto. Es su obligación procurar para el paciente la opción menos agresiva".El doctor Gómez Batiste, responsable del programa de geriatría Vida als Anys (vida a los años) de la Generalitat, cree que los profesionales de la sanidad viven las contradicciones de la sociedad: "De la técnica como instrumento se puede pasar a la tecnificación como filosofía, y eso es muy pernicioso".

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