La afición contaba con ellos
De toda la comarca, prácticamente, habían llegado aficionados para ver torear a los novilleros de la tierra. No es que fueran muchos, pues ni media plaza ocupaban, pero sí entusiastas, y estaban dispuestos a apoyar al torero paisano hasta donde fuera menester. Lo decían en pancartas: la afición está contigo. La declaración de intenciones, por escrito, tiene mayor entidad. Una declaración de intenciones por escrito, compromete a mucho. Cuando la-afición-que-está-conél certifica su apoyo mediante pancarta, se arriesga al ridículo. Casos se han visto. Casos se han visto de aficionados con pancarta que estaban con ellos y como ellos no estaban por arrimarse, la gente se volvia para reirse en sus barbas y tenían que esconder la pancarta por el conocido procedimiento de sentarse encima.
Encinagrande / Martínez, Blázquez, Garibo
Novillos de Encinagrande, bien presentados, broncos y deslucidos. Alberto Martinez: dos pinchazos, estocada corta delantera caída y descabello (aplausos y también pitos cuando saluda); estocada atravesadísima que asoma, pinchazo hondo perpendicular bajo, pinchazo bajo, estocada corta atravesada y descabello; la presidencia le perdonó un aviso (silencio). Víctor Manuel Blázquez: espadazo enhebrado, pinchazo y estocada caída perdiendo la muleta (ovación y salida al tercio); tres pinchazos, estocada corta baja y descabello (vuelta con algunas protestas). Tomás Garibo: pinchazo delantero perdiendo la muleta, otro pinchazo leve y se acuesta el novillo (silencio); cuatro pinchazos, estocada y descabello (aplausos).Plaza de Valencia, 7 de octubre. 1ª corrida de la Feria de la Comunidad.
Dispuestos a arrimarse
Ayer no fue así, porque ellos sí estaban dispuestos a arrimarse. Ocurrió, sin embargo, que los novillos no estaban dispuestos a que se les arrimara nadie, y pegaban derrotes. Los novillos salieron farrucos y vendieron cara su piel -que decían en el Oeste-. Los novillos tenían cuerpo grande, cara seria, pitones en su sitio e íntegros (quien más, quien menos, en realidad), fuerza para someter a violento zarandeo la acorazada de picar y, finalmente, malas intenciones.Los novillos revelaban sus malas intenciones no creyéndose lo de la muleta. Un novillo con buenas intenciones se cree lo de la muleta igual que los Reyes Magos la chiquillería. Es decir que, la ve, y embiste. Cuantas mejores intenciones tiene el novillo, más veces, más entregadito y más a gusto la embiste. En sentido contrario, novillos con malas intenciones como los de ayer, veían la muleta, hacían que iban a embestirla y, tras regate rápido, se tiraban al bulto. Por disimular un poco -pues además eran tunantes- embestían la muleta dos o tres veces y en cuanto se confiaban los toreros ya iban a por ellos.
Dentro de la mala intención manifiesta hubo matices, y así Alberto Martínez contó con dos novillos menos molestos que el resto. Uno reculaba hacia chiqueros y entendió bien Martínez que debía encelarle ligándole los pases. Otro tardeaba y procuró templarle las pocas veces que acudió al cite. Víctor Manuel Blázquez estuvo valiente, dió dos pases cambiados, desafió de rodillas a sus enemigos. Tomás Garibo pasó muchos apuros porque porfiaba a los ásperos animales junto al pitón. Blázquez banderilleó a cabecita pasada y Garibo con cierta verdad en la reunión, de la que salía perseguido y había de tomar el olivo precipitadamente.
Muchos sustos hizo pasar Tomás Garibo a sus paisanos de Massamagrell y a otros partidarios que llegaron de Museros, localidad cercana a la anterior. Blázquez los tenía de Burjassot -su pueblo- y también de Simat de Validigna, de Alacuás, de Gandía. Pancartas ilustradas lo proclamaban. Alberto Martínez mo necesitaba pancartas, por que jugaba en casa. Es de la capital, y la afición capitalina no necesita decir que cuenta con él. Lo desea fervientemente, y basta. Hace años ya que lo desea.
Babelia
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