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Gorbachov pide al Soviet Supremo que prohíba las huelgas hasta 1991

Pilar Bonet

El Soviet Supremo de la URSS debe decir hoy su última palabra sobre la petición formulada ayer por el Gobierno, respaldado por Mijail Gorbachov, de prohibir el derecho a la huelga en todas las ramas de la economía soviética desde ahora hasta finales de 1990 para hacer frente a la crisis. El líder defendió la adopción de medidas extraordinarias para que la perestroika pase el invierno que se avecina y apoyó un plan de cuatro puntos presentado por el viceprimer ministro, Lev Voronin, a un Parlamento cuyos ánimos estaban caldeados.

La jornada había empezado con el debate del conjunto de leyes económicas básicas de la reforma (propiedad, impuestos, tierra, empresas socialistas y arriendo). El plan gubernamental, cuya urgencia viene justificada por la situación de práctica guerra civil entre armenios y azerbaiyanos en el Cáucaso, incluye una forma especial de Gobierno para los ferrocarriles del Cáucaso, paralizados por el conflicto, y medidas de seguridad, con intervención del Ejército, para vigilar los túneles y rutas estratégicas. Incluye también el eventual cierre de empresas y pasos para evitar que descienda el nivel de abastecimiento de bienes de consumo a la población y materias primas a los sectores económicos básicos.Las huelgas políticas en los ferrocarriles del Cáucaso afectan gravemente a la economía soviética, que se resiente de las huelgas económicas del pasado verano, protagonizadas sobre todo por los mineros. Voronin explicó que el 1 de septiembre pasado las pérdidas causadas por las huelgas en la URSS se calculaban en cinco millones de trabajadores/hora, de los cuales dos millones de trabajadores/hora pertenecían al Cáucaso. Las pérdidas en concepto de producción no realizada se evaluaban en 500 millones de rublos. Dos millones de toneladas de productos de importación, entre ellos cereales y jabón, esperaban ser descargados en los puertos soviéticos, dijo el funcionario. Los suministros de mercancías a Rumanía, Bulgaria y Hungría se han visto afectados por las huelgas en Moldavia, dijo.

Gorbachov afirmó ayer que las medidas extraordinarias son "impostergables" y subrayó que cada día está preñado de serias consecuencias. El líder se pronunció contra el "desorden y la anarquía" y afirmó que la perestroika no puede convertirse en un "rehén" de estos fenómenos.

El científico Andrei Sajarov, premio Nobel de la Paz, se declaró muy alterado por la atmósfera de la discusión parlamentaria y consideró muy peligroso que las medidas de emergencia fueran extendidas a todo el país. Tres comisiones parlamentarias, una de legislación, otra de transportes y otra dedicada a la reforma económica, se reunieron anoche para elaborar definitivamente el plan gubernamental que deberá hoy debatir, y eventualmente aprobar, el Parlamento.

Por otra parte, en el frente ideológico, Vadim Medvedev, miembro del Politburó y responsable de los medios de comunicación en tanto que encargado de ideología, negó ayer en la televisión soviética cualquier responsabilidad por la publicación en Pravda de un crítico artículo sobre el diputado Boris Eltsin, líder de la oposición radical publicado inicialmente en el diario italiano La Reppublica. Medvedev dijo haber dado una contestación negativa a los periódicos que le consultaron sobre la posibilidad de publicar el mencionado artículo que ha granjeado a Eltsin renovadas simpatías por parte de sus conciudadanos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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