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La cruzada contra el colesterol provoca críticas en EE UU y el Reino Unido

Las campañas masivas de educación sanitaria para reducir el consumo de colesterol en la dieta diaria han sido discutidas en los últimos días por especialistas médicos y no médicos de Estados Unidos y el Reino Unido. Desde el punto de vista estadístico, señalan estas opiniones, no está probado que una menor ingestión de colesterol se corresponda con una menor mortalidad por enfermedades cardiovasculares, por lo que someter a un tercio de la población adulta a una dieta y medicación de por vida no resulta justificado.

Estados Unidos ha sido el país líder en campañas sanitarias destinadas a cambiar los hábitos -alimenticios, deportivos y de otros tipos- de los ciudadanos así como a que se vigile periódicamente el nivel de colesterol en sangre. La última gran campaña la emprendieron hace dos años los Institutos Nacionales de la Salud, bajo la dirección entonces de James Wyngaarden, y se basó, como las anteriores, en estudios sobre grandes masas de población que indicaban una relación entre el colesterol y la enfermedad coronaria y sugerían que un descenso del colesterol en sangre en una persona haría disminuir su riesgo de tener un ataque cardiaco.La mortalidad por enfermedades cardiovasculares ha disminuido de hecho en un 25% en los últimos 20 años en Estados Unidos, lo que se atribuye a los cambios de hábitos más que a los avances médicos. La tesis se ha extendido a todos los países industrializados, que, en mayor o menor medida han impulsado campañas parecidas basadas en los datos de Estados Unidos y en estudios mucho menores hechos entre su propia población.

La polémica actual no la ha desencadenado un médico, sino un estudioso de temas sanitarios, Thomas J. Moore, autor de un libro sobre las enfermedades cardiacas. Moore afirma que las recomendaciones a la población no fueron consultadas y las; hicieron un reducido grupo de científicos del Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y la Sangre y de algunas universidades norteamericanas, que se aliaron con las empresas farmaceúticas y utilizaron datos no concluyentes obtenidos en estudios que habían costado millones de dólares al erario público para lanzar un programa con el fin de vender drogas contra el colesterol.

Moore ha analizado los dos estudios monstruo últimos y ha deducido que los datos sólo indican una pequeña reducción de un 2% en el riesgo de ataques al corazón cuando disminuye la ingesta de colesterol pero no demuestra que disminuya el número total de muertes por esta causa.

Algo parecido ha afirmado en el periódico The Sunday Times un prestigioso cardiólogo británico, Peter Nixon, quien ha señalado que el principal problema de sus pacientes no es la dieta sino el estrés causado por el estilo de vida que llevan.

El estrés

Los estudios realizados en el Reino Unido no proporcionan datos concluyentes, según otro disidente que participó en el último de ellos, el catedrático John Mitchell, que reconoce que los expertos se inclinan por una reducción de la cantidad de grasas animales en la dieta pero que los datos sobre los que se basan son muy escasos, por la propia naturaleza de la enfermedad.Treinta expertos médicos españoles, que se reunieron el pasado mes de marzo en Madrid para intentar alcanzar un acuerdo sobre las orientaciones a dar a la población española en el control del colesterol se mostraron totalmente favorables de la tesis de que la dieta -y cuando esta no es suficiente, los fármacos- es eficaz para reducir el colesterol sanguíneo y consiguientemente el riesgo de ataques cardiacos. Entre ellos figuraban cardiólogos como Ignacio Balaguer del hospital San Pablo de Barcelona, el nutriólogo Grande Covian y Richard Shekelle de la Universidad de Texas.

Los reunidos reconocieron que los datos sobre el colesterol en España son escasos, pero los indicios apuntan a que los niveles de esta grasa en la sangre son altos, similares a los de otros países europeos y podrían estar aumentando, lo que parece estar en relación con el progresivo deterioro de la tradicional dieta española.

En un número reciente de la revista científica The New England Journal of Medicine, algunos especialistas en corazón cuestionan igulamente la validez de los estudios de población y los beneficios de someterse a una medicación de por vida para bajar el nivel de colesterol.

El problema principal es el elevado número de factores que influyen en las enfermedades cardiovascul ares. El nivel de colesterol en la sangre es sólo uno de ellos, y en un 85% es producido por el propio organismo; sólo un 15% procede de la dieta. Sin embargo, los datos indican que el 90% de quienes tienen el colesterol alto puede controlarlo sólamente con medidas dieteticas. La tendencia genética, el hábito de fumar, la obesidad, el ejercicio y la presión arterial pueden ser más importantes.

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