Sociedad de sordos

L.A."La sociedad no está prestando suficiente atención a los problemas que afectan al oído. Parece olvidar que sin ese órgano el individuo puede ser incapaz hasta de desarrollar su capacidad de pensar". Es la opinión de Michel Portman, destacado representante de la otorrinolaringología en Francia. Combatir los efectos perniciosos del ruido en los sistemas auditivo y nervioso requiere, según este especialista, el concurso decidido de los Gobiernos en el diseño de sistemas industriales.

Teniendo en cuenta que por encima de los 90 decibelios de nivel sonoro empiezan a producirse los traumatismos y que su efecto a largo plazo es la destrucción de las células sensoriales, es la propia Organización Internacional del Trabajo la que recomienda la robotización en las actividades de alto riesgo para los trabajadores. Estudios recientes en Latinoamérica y África demuestran que en estas sociedades menos ruidosas los individuos no acusan ni siquiera la pérdida de audición considerada normal en el transcurso de los años. Portman quiere recalcar un problema añadido a los ya de por sí ruidosos efectos de la vida moderna. "Si los jóvenes insisten en ir cada noche a la discoteca acabarán con un trastorno auditivo". Se refiere a las consecuencias de someter al oído a presiones acústicas. dañinas por su volumen y duración que combinadas con los efectos ópticos configuran la aparición de alteraciones diversas en el sistema nervioso.

En el campo de las sorderas se han presentado importantes avances en el congreso internacional, celebrado esta semana en Madrid, como los implantes en la cóclea (órgano del oído interno), para corregir sorderas de carácter congénito. "El problema de las sorderas congénitas", recalca el doctor. Portman, "se puede solucionar en gran medida si hacemos el diagnóstico durante los primeros seis meses posteriore al nacimiento. Existe la posibilidad dé adaptar un audIfono al tipo de deficiencia y, eso sí, trabajar en la reeducación del niño por espacio de 10 a 15 años.