El Ejército ocupa 7.000 hectáreas de los 'capos'
Una gigantesea operación del Ejército colombiano permitió en los últimos días la ocupación de 7.000 hectáreas de haciendas pertenecientes al narcotráfico en la más conflictiva región del país, el Magdalena Medio. Entre las propiedades confiscadas se encuentran lujosas mansiones, ganado e instalaciones para el adiestramiento de fuerzas paramilitares.
Pese a que no fue descubierto ningún laboratorio de cocaína, la operación puede ser la más importante de las realizadas hasta ahora para atajar la violencia impuesta por las mafias. Lo que falta por encontrar es a los dueños de todo este imperio, a los grandes capos.Mientras tanto, el Consejo Nacional de Estupefacientes, integrado por seis ministros del Gobierno y encabezado por el presidente Virgilio Barco, ha autorizado la extradición de Ana Elena Beatriz Zúñiga, una de las personas detenidas tras el asesinato del senador y candidato presidencial Luis Carlos Galán.
De consumarse esa extradición, sería la segunda en una semana. Simultáneamente, las autoridades judiciales de Estados Unidos elevaron ayer a Colombia la petición de extradición de dos presuntos narcotraficantes detenidos en las últimas semanas. Se trata del italiano nacionalizado en Colombia Víctor Carlini y de María Victoria Rodríguez.
Poderosos hacendados
La mayoría de las haciendas incautadas en el operativo del Magdalena Medio pertenecen a José Gonzalo Rodríguez Gacha, el Mexicano, e a Pablo Escobar, aunque la mayor parte de ellas están a nombre de desconocidos testaferros o de terratenientes locales a los que no se conoce vinculación directa con el narcotráfico, lo que confirma la alianza que en esta zona del país se ha venido dando entre los narcotraficantes y los más poderosos hacendados.
En total fueron ocupadas 42 residencias, 600 cabezas de ganado, 80 gallos de pelea y 200 aves exóticas. El general al cargo de las operaciones, Carlos Julio Gil, destacó que, a diferencia de otras ocupadas anteriormente, estas mansiones tienen un diseño bastante sobrio. Todas están construidas por el mismo arquitecto, y entre los lujos más resaltables está el mármol italiano que forra las paredes de las mejores habitaciones.
En una de las fincas se encontró un coliseo para peleas de gallos provisto de todo lo necesario para las apuestas. La hacienda Nápoles, propiedad de Pablo Escobar, estaba atendida por 236 trabajadores, lo que suponía una nómina mensual de 15 millones de pesos (unos cuatro millones de pesetas), además de los gastos de alimentación de 400 animales de distintas especies. Según los servicios de seguridad, Rodríguez Gacha posee 374 vehículos de lujo por un valor superior a los 1.250 millones de pesetas.
La construcción más llamativa es la Isla de la Fantasía, propiedad, al parecer, de Rodríguez Gacha, aunque las investigaciones oficiales llevadas a cabo hace un año atribuían esa finca a otro de los miembros del cártel de Medellín, Jorge Luis Ochoa.
El único acceso a la Isla de la Fantasía es por agua, por lo que durante mucho tiempo fue uno de los lugares más secretos y protegidos en los que la mafia podía llevar adelante su negocio.
Uno de los principales problemas que ahora se le plantea al Gobierno es qué hacer con todas estas propiedades, cuya administración y mantenimiento resultan tan caros. De momento el Ejército se ha encontrado provisionalmente con los más lujosos cuarteles que nunca pudo soñar. Los coroneles utilizan ahora las saunas de Escobar o de el Mexicano, y los soldados duermen en las confortables camas que servían para el descanso de los sicarios de la mafia.
Escondidos en algún lugar de Colombia o del mundo, los capos se toman su represalia por estas extradiciones. En Medellín, donde estallan varias bombas todos los días, han sido destruidos en las últimas 48 horas 18 vehículos oficiales.
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