Cazas la aerovía
EL PASADO día 10, un avión de la compañía Aviaco procedente de Jerez de la Frontera estuvo a punto de chocar con cuatro cazabombarderos norteamericanos cuando intentaba aterrizar en Zaragoza con medio centenar de pasajeros a bordo. Al menos otros dos incidentes entre aviones civiles y militares se han producido recientemente en las inmediaciones de ese aeropuerto, y siempre con participación de aviones norteamericanos A-10. Se trata de aparatos llegados hace dos semanas a la base de Zaragoza para realizar prácticas de tiro en el cercano polígono de las Bardenas Reales (Navarra). Esos aviones efectúan la ruta de regreso desde el campo de tiro al aeropuerto por un área diferente a la establecida hasta ahora para los cazabombarderos.Todo parece indicar, de entrada, que nadie ha explicado a esos pilotos norteamericanos cuál es la ruta establecida para su camino de regreso a la base ni a qué altura deben realizar la maniobra de aproximación para no interferir la aerovía empleada por los aviones civiles. Los propios controladores aéreos de Zaragoza, dependientes de Aviación Civil, han tenido que denunciar las continuas anomalías de estos días ante la evidente descoordinación entre las actividades aéreas civiles y militares en la zona.
Esa descoordinación, unida a un mal manejo de la información, se ha puesto de relieve claramente después de sucedido el incidente M día 10. Cinco días más tarde, Aviación Civil reconocía que no había sido informada de los hechos, mientras en el Ministerio de Defensa se aseguraba que el departamento se había limitado a solicitar la transcripción de las conversaciones registradas durante el incidente.
El aeropuerto de Zaragoza, también base de utilización conjunta hispano-norteamericana, es empleado por aparatos civiles y militares. El uso militar de la base es el principal. Con tan sólo dos vuelos civiles diarios, el 99% de los movimientos registrados corresponde a aviones militares, muchos de ellos norteamericanos. Sin embargo, en el centro de control aéreo están destinados 20, control adores civiles, mientras los militares sólo realizan actividades de control aéreo en la torre. Es decir, que sólo supervisan los movimientos de las aeronaves cuando éstas se encuentran ya a muy pocos kilómetros de la pista.
Por ello, la coordinación entre unos y otros es absolutamente necesaria para el buen control de la navegación aérea, hecho que no se produce. En la Administración existe la llamada Comisión Interministerial Defensa-Transportes (Cidetra), uno de cuyos objetivos consiste precisamente en la coordinación de las actividades aéreas civiles y militares. En el caso de Zaragoza está claro que la presencia de esa comisión debe de ser inexistente. Los controladores civiles ya habían advertido tras la llegada de los A-10 que los movimientos de esos aparatos revestían peligro. Sin embargo, ninguna medida se había adoptado hasta ayer. Ha tenido que ocurrir el grave incidente del pasado jueves para que se anuncie una investigación. Y parece exagerado el plazo de dos meses que se consideran necesarios para ofrecer sus resultados.
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