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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El dinero del narcotráfico

El País

LA EXISTENCIA de aproximadamente un 10% de grandes suscriptores de seguros de prima única sobre los que los archivos oficiales no tienen el menor rastro es lo que "ha hecho cundir la sospecha", en palabras del secretario de Estado de Hacienda, José Borrell, "de que se trata de un fraude que supera el ámbito fiscal y está relacionado con actividades delictivas". De esta manera, en medio de los calores de agosto, dos de los grandes temas nacionales, la droga y los impuestos, han sido descubiertos sentados en la misma mesa. Y, naturalmente, a media luz los dos. Las sospechas sobre el origen -tráfico de drogas y contrabando- de una parte significativa de los fondos camufiados en esos singulares seguros pondrían al descubierto, de confirmarse, que el dinero de algunas repentinas fortunas huele a cloaca y está amasado con las peores artes del engaño y de la defraudación.La denuncia es gravísima, y quien la formula corre un riesgo evidente si a la postre se queda en el aire y nada concreto se investiga y se descubre. Los responsables públicos están obligados a informar a los ciudadanos, pero una revelación tan alarmante se quedaría en ligereza irresponsable si no pasase de ser luna intuición teórica sin apoyo en indicios concretos. El ciudadano está escaldado de imputaciones inquietantes dejadas caer como por descuido que luego se quedan en nada, aumentando su recelo frente al discurso oficia.. Habrá, pues, que ver si se hace toda la luz y sijueces, policías y ministerio fiscal -a los que se supone volcados en la investigacion de tan gigantesca bolsa delictiva- son capaces de sacar algo en limpio y desmantelar ese turbio ayuntamiento de traficantes y defraudadores. Si no fuera así, la opinión pública habría sido gratuita y frívolamente inquietada, y el denunciante tendría que dar alguna explicación sobre ello.

En todo caso, sería terriblemente injusto colgar a las primas únicas el sambenito de que son la conexión española del narcotrafico. La existencia de 473.586 titulares de pólizas de este tipo de seguro -en sí mismo legal y conocido por Hacienda, aunque ¡legal e msolidariamente oculto a efectos impositivos- no puede estar relacionada en absoluto con el dinero de la droga, que es, por su propia estructura clandestina, un gran negocio distribuido en muy pocas manos. Confundir al ciudadano revistiendo a las primas únicas con todos los males conocidos resulta un tanto excesivo, y sobre todo innecesario cuando la sofisticada ingeniería financiera está lanzando constantemente al mercado nuevos productos que bordean la ¡legalidad, en la búsqueda de las mejores condiciones fiscales para el ahorro. Si las primas únicas han sido un buen refugio para el dinero negro es harina de otro costal. También lo son, y con garantía del Estado, los pagarés del Tesoro, con depósitos de cinco billones de pesetas, profusamente utilizados como instrumentos de financiación externa del propio Estado. El hecho de que esos pagarés sean fiscalmente opacos los ha convertido en un refugio tolerado para el dinero negro, que se acoge a ellos como paso previo a su blanqueamiento en inversiones legales. Por ello, si de buscar dinero negro se trata, incluido el del narcotráfico -y la Administración fiscal dispone de más medios e información para llevar a cabo esta tarea que cualquier otra institución del Estado-, Hacienda debería empezar por levantar las alfombras de sus propias ofertas financieras.

El secretario de Estado de Hacienda se ha mostrado hasta ahora implacable con el fraude fiscal, como es su obligación, y por ello ha obtenido la reacción que podía esperar: irritación entre los afectados y reconocimiento político de su labor por parte de la inmensa mayoría de ciudadanos cumplidores de sus deberes fiscales. Cualquier modulación demagógica de este mensaje exigente y solidario podría afectar a la credibilidad y aceptación social del propio mensaje y, en probables vísperas electorales, hasta ser tachada de interesada.

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