Montagnier: "El virus puede dar muchas sorpresas"
El descubridor del agente causal del SIDA cree que se debe controlar urgentemente la epidemia
Luc Montagnier, uno de los descubridores del virus del SIDA. cree que, para evitar el riesgo de contagio en donaciones de sangre, se debe interrogar sobre su vida sexual al futuro donante -aunque se pueda considerar una violación de la intimidad- y desechar a quien haya tenido contacto en los meses anteriores con personas dudosas, esto es, con toxicómanos o desconocidos. El investigador francés participó ayer en uno de los cursos de la universidad Complutense en El Escorial, y apostó por la urgente detención de la epidemia. El virus, dijo, "aún nos puede dar muchas sorpresas". Según el científico, se han descubierto en el mono cepas del virus mucho más peligrosas.
El descubridor de los dos virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) obsequió ayer a los asistentes al curso EL SIDA e infecciones de alta mortalidad con dos horas de discurso monótono en las que se sucedían interminablemente las diapositivas. En el aula, atestada, los abanicos se fueron sumando a la reunión mientras Montagnier, sudoroso, dibujaba a pinceladas la compleja anatomía y función del virus. Se detuvo, como si fuera un hijo predilecto, en la descripción del VIH-2, un microorganismo que, junto con el anteriormente conocido -el VIH-1, descrito en 1983-fue también descubierto por él en 1985. El estadounidense Robert Gallo fue el otro descubridor del VIH-1, y ese hecho originó una guerra de paternidades entre los grupos francés y norteamericano. El VIH-2 es el responsable de los casos de SIDA registrados en África Occidental y parece ser semejante a otro virus que causa inmunodeficiencia en los macacos. El VIH "nos puede dar aún muchas sorpresas si lo dejamos solo", comentaba Montaigner a EL PAÍS, "en los monos ya hay mutantes del virus mucho más peligrosos, por lo que hay que pararlo, hacer todo lo posible para detener la epidemia". Él se muestra optimista, aunque no precisa plazos: "Pueden ser seis meses o tres años", dice sobre la consecución de la droga efectiva que logre detener la epidemia mundial, en la que entre cinco millones y diez millones de personas estarían ya infectadas y en quienes se podría impedir la aparición de la enfermedad. A final de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) registró 167.373 casos de SIDA, aunque sus estimaciones rondan el medio millón de casos.
La opinión de Montagnier, ya expresada en otros foros, sobre la vacuna es bien pesimista: "Las respuestas inmunitarias que se inducen con las vacunas no consiguen proteger contra la infección. Se han conseguido resultados alentadores en los macacos con el virus SIV [virus de la inmunodeficiencia del simio], pero aún es demasiado pronto para poder extrapolar estos resultados a las chimpancés y al hombre".
El cuestionario a los donantes de sangre es preceptivo en Francia, "pero se realiza mal, porque no se atreven a preguntar", dice Montagnier, jefe del departamento de Oncología Viral del Instituto Pasteur de París. "Hay que preguntar a los donantes potenciales si han mantenido relaciones sexuales en los últimos meses con toxicómanos o con personas desconocidas", manifestaba el científico francés.
Un estudio difundido recientemente alertaba sobre la posible transmisión de la enfermedad debido a la existencia de portadores inadvertidos del virus entre homosexuales que mantenían prácticas sexuales de alto riesgo y resultaban negativos en las pruebas de detección. En una de cada cuatro personas, el virus estuvo latente hasta tres años. Dos casos de transmisión a través de esta vía se han registrado desde 1985 en EE UU, según datos oficiales de ese país.
Autotransfusiones
También Montagnier habló ayer de la latencia del VIH, mostrando a la audiencia datos de cinco compañeros seronegativos de enfermos que en realidad estaban infectados, de un total de 16 personas controladas. Para atajar el riesgo de contagio hay que reducir además "las transfusiones a lo estrictamente necesario, únicamente en casos muy graves se debe utilizar la autotransfusión". "Queda el problema de la ventana silenciosa entre la infección y la aparición de los anticuerpos [que convertirían a la persona en seropositival, porque necesita como mínimo dos o tres semanas, más frecuentemente dos o tres meses y más raramente períodos más largos, incluso de un año", dice Montagnier. "En el futuro se pueden esperar pruebas que detecten directamente el virus, pero hasta entonces se puede confiar en las pruebas actuales que utilizan anticuerpos", dice el cientifico. Con 50 investigadores a su cargo, dice que desde que describió el virus, se sintió responsable de su descubrimiento y se dedicó exclusivamente al SIDA, abandonando importantes investigaciones.
"La persona infectada debe continuar su vida social y profesional normalmente, pero su vida sexual debe cambiar, porque puede atentar sobre la vida de otros", concluye Montagnier.
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