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Charo López rompe y rasga

La actriz regresa al cine español con el personaje más relajado y transgresor de su carrera

Andrés Fernández Rubio

Charo López regresa al cine español, tras su estancia en Argentina, de forma sorprendente. En plena madurez, y con su gran porte de actriz dramática, podría esperarse para ella un papel en el que alguien le diese la espalda. Sin embargo, no ha sido así, y en El rey del mambo, película que ha rodado Caries Mira, Charo López interpreta a un personaje de comedia, una mujer burguesa capaz de romper y rasgar, impresionada por su propia lujuria, la ropa de un hombre negro y de ojos verdes. El propio Mira y la periodista Maruja Torres le han escrito el personaje más "alegre, relajado y transgresor" de su carrera, según dice.

"Hemos sido muy formalitos", señala Caries Mira refiriéndose a un guión que presenta a un grupo de personajes poderosos. "En un momento determinado reciben la visita de un ángel negro abundantemente dotado", explica. "Todos se enamoran de él, tanto hombres como mujeres, pero no es una propuesta mística, como en Teorema, de Pasolini, sino carnal".En El rey del mambo, Charo López es la hija de un banquero, casada con un tiburón de las finanzas (Pedro Díez del Corral). Ambos tienen una criada polaca llamada Danutta (Marta Fernández Muro), y una amiga, alta ejecutiva de la central nuclear de Móstoles (Magüi Mira). Un jesuita (Ferrán Rañé) y un actor fracasado (José Luis López Vázquez), completan el círculo que vendrá a romper un hombre de color (Kelvin Garvan), al que se le han colocado unas lentillas de color verde.

Charo López explica su personaje: "Ella vive la ilusión que vimos en Belle de jour, la de la mujer que fuera del matrimonio ve realizadas sus fantasías. Es un planteamiento eterno: la transgresión que sirve para contrarrestar el peso del orden burgués. Para una mujer independiente, el acostarse con un negro puede ser simplemente una anécdota, pero a una mujer de orden le puede costar la imagen. El encanto del personaje está en su lado humano".

Erotismo

Charo López encuentra significativo, "a mis 45 años", que le hayan propuesto la historia de erotismo más divertida de su carrera. Tras su regreso de Argentina el pasado noviembre, y después de haber triunfado allí en el teatro, dice que no sabía qué quería hacer."Creo que ha sido importante irme", explica. "Mi transición, el cambio de edad, la he hecho allí. Las actrices que hemos empezado de jovencitas nos podemos encontrar de pronto haciendo de madres, de tías o de abuelas, respondiendo a otros estímulos que a los de la chica seductora con galán. Y este paso, el acostumbrarte a que sobre ti haya otro tipo de expectativas, es dificil de dar. Yo creo que he pasado el trance de forma muy cómoda en Argentina, y ahora la propuesta es más relajada, son menos preocupantes los signos externos de seducción, no te obsesionan tanto las ojeras, lo relativo al maquillaje... No es que pases directamente a ser la abuela de Caperucita, pero ya no es preciso que seas brutalmente seductora, que es lo que te exigen a los 25 años".

Lo significativo de trabajar en esta película es para Charo López el hecho de que precisamente desde que empezó en el cine, cuando en los spaguetti-westerns la enamoraban rudos vaqueros, no había realizado papeles seductores de tal potencia erótica y tan explícitos. También le parece destacable que su personaje sea desmitificador, por cuanto participa en un enredo cómico y no en un drama, que es lo que por su trayectoria como actriz podría esperarse.

"Estoy en el umbral", concluye, "y pueden empezar a ocurrir dos cosas: que en el intento de mantener el mito se oiga 'qué bien está envejeciendo', o lo contrario. En cualquier caso, de lo que se trata es de estar bien de cabeza; si es así, la edad no supone una ruptura fundamental".

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