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Tribuna
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Euroizquierda

En la medida en que Europa sea un mercado común, la relación ofertademanda no será sólo cuestión de lechugas o de computadoras. También los europeos, como proyectos individuales y colectivos, entran en ese juego y es lógico que las fuerzas políticas se organicen para defender los proyectos que más convienen a su visión histórica. Una estrategia común para la izquierda europea es un salto adelante importantísimo.El pleito que ha dividido a los comunistas de Europa no ha sido una frívola apuesta entre anticuados y modernos, sino una grave reflexión sobre el sentido del movimiento comunista en relación con el sentido de Europa. Y ya se sabe que los materialistas históricos no creen en los sentidos a priori, ni de la vida, ni de la historia, y que por tanto el sentido ha de construirse, luego asumirlo como una convención e ir hacia él mediante una estrategia. Pues bien, había comunistas que encontraban su propio sentido en la construcción de una Europa de izquierdas solidaria con un mundo donde el socialismo será cada vez más necesario para poner cerebro a los mercados. Al del aire, por ejemplo.

Otros comunistas sospechan que Europa es y será un cambalache oportunista del capitalismo internacional, una forma más de perpetuar la hegemonía del bloque dominante, nacional e internacionalmente. No es que esta segunda mirada hacia afuera y hacia adentro se haga sin vacilaciones, y ahí quedan las dudas de Cunhal entre embarcarse en La balsa de piedra de Saramago o irse de verdad a Europa, esta vez no como un exiliado, sino como corresponsable de una operación política sin la cual la izquierda europea pueda sufrir un impasse autodestructivo.

En cualquier caso, la opción de italianos y españoles tiene una significación histórica, sea un éxito, sea un fracaso. Quedará como un ejercicio real de internacionalismo socialista a la medida de la realidad y sin perder la memoria.

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