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Mundo dividido

"Mi discurso en Harvard (en 1978), en el que manifesté mis puntos de vista sobre las debilidades de Estados Unidos, entendiendo que la democracia está sedienta de crítica y que le gusta. A la democracia tal vez le guste la crítica y tal vez la reclame, pero esto no sucede con la Prensa, desde luego. La Prensa se indignó mucho, y a partir de ese momento me convertí en enemigo personal, por así decirlo, de la Prensa norteamericana, porque había puesto el dedo en esa llaga. Alguien dijo: 'Por qué lo acogieron nuestros dirigentes en este país, sin ningún sentido crítico? No debieron acogerlo'".

La edad me presiona

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"En Rusia lo hemos destruido todo en los últimos 70 años"

"Debo reconocer que era particularmente triste oír esto, porque la idea básica del discurso de Harvard -Un mundo dividido-, que es muy importante para el pensamiento norteamericano y occidental, es que el mundo no está constituido por partes homogéneas que siguen todas el mismo curso. El error de Occidente, y así es como empecé mi discurso de Harvard, es que todo el mundo mide las demás civilizaciones en función del grado de afinidad con la civilización occidental. Las que no se aproximan a ésta no tienen esperanza, están sordas, son unas reaccionarias y no deben ser tenidas en cuenta. Este punto de vista es peligroso".Están aconteciendo en la URSS y en el mundo comunista hechos de importancia crucial. ¿Por qué ha optado por no pronunciarse sobre estos cambios?

"Si hubiese guardado silencio al iniciarse estos cambios hubiese podido resultar sorprendente. Pero mi silencio se remonta a 1983, antes de que hubiera siquiera indicios de estos cambios. ¿Qué iba a hacer, interrumpir mi trabajo y hacer de comentarista político? No quería. Tenía que acabar mi trabajo. Tengo más de 70 años y la edad me está presionando".

Ha dicho usted que en los últimos 300 años la vida moral de Occidente ha sufrido una decadencia. ¿Por qué lo piensa?

"Ha habido un progreso técnico, pero no es lo mismo que el progreso de la humanidad como tal. Este proceso es muy complejo en cada civilización. En las civilizaciones occidentales -que solían llamarse cristianas occidentales, pero que ahora deberían llamarse mejor paganas occidentales-, el desarrollo de la vida intelectual y de la ciencia ha ido a la par de la pérdida de los fundamentos morales serios de la sociedad. Durante estos 300 años de civilización occidental, los deberes han desaparecido y los derechos se han ampliado. Pero poseemos dos pulmones. No puedes respirar sólo con uno y con el otro no. Debemos adjudicarnos derechos y deberes en la misma medida. Y si la ley no lo dispone así, debemos ser nosotros quienes nos controlemos a nosotros mismos. Cuando se estableció la sociedad occidental se basó en la idea de que cada individuo limitaba su propio comportamiento. Todo el mundo comprendió lo que podía y lo que no podía hacer. La ley en sí no limitaba a las personas. Desde entonces, lo único que hemos desarrollado han sido los derechos, los derechos y los derechos, a costa del deber".

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