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CAMBIO Y AGITACIÓN EN EL MUNDO COMUNISTA

Acaba la huelga en Siberia, pero estallan cuatro más

Pilar Bonet

ENVIADA ESPECIALLas autoridades soviéticas han conseguido interrumpir la huelga en la región carbonífera siberiana de Kuzbas con una combinación de concesiones, promesas y una táctica de desinformación, presión y aislamiento de los huelguistas entre sí. Sin embargo, la huelga estalló en otras cuatro importantes zonas mineras soviéticas, que se sumaron a los mineros de la cuenca del Donbas, en Ucrania, semiparalizada desde hace una semana. En todos los casos, los trabajadores tienen las mismas reivindicaciones que sus colegas siberianos, que se sintetizan en mejores condiciones de vida y mayor autonomía regional y económica, además de protestar por lo que califican de desinformación sobre la huelga de Kuzbas.

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Ayer se sumaron a la huelga, la mayor de su tipo en la URSS desde los años veinte, los mineros de la cuenca hullera de Kazakistán, en Asia Central; los de Dniepropetovsk, en Ucrania; los de la parte rusa de Donbas, y los de Pechora Bazin, en la república autonóma de Komi, en el extremo norte del país.La ola de huelgas ha sido calificada de "grave" por el líder soviético, Mijail Gorbachov, quien dijo el miércoles que su extensión podría amenazar el futuro de la perestroika. Ayer, el diario Pravda publicó, en esta misma línea, una carta de los miembros de las granjas colectivas en la que criticaban la huelga por "agravar una situación económica ya dificil".

Más de 100.000 mineros debían incorporarse hoy a las 7.30 de la mañana a sus puestos en la región de Kuzbas, de cumplirse las previsiones del protocolo de 35 puntos firmado el día 19 en Prokopievsk por la delegación de Moscú, encabezada por el miembro del Politburó Nicolae Sliunkov, y la representación de los huelguistas, dirigidos por el presidente del comité regional, Teimuraz Avaliani, y los vicepresidentes Yuri Rudolf y Yuri Gerold. Este comité está formado por representantes de los diferentes comités de huelga organizados por municipios.

Decepción y amargura

La huelga se ha "interrumpido", pero no ha finalizado, precisaba ayer un activista minero, reflejando la decepción y amargura reinantes aún entre los centenares de mineros que, en trajes de faena, y con las caras manchadas de hollín, seguían concentrados en la plaza central de Prokopievsk tras más de una semana acampados en el lugar.

Prokopievsk, que tiene cerca de 300.000 habitantes, ha mostrado una gran combatividad desde que la huelga comenzó el día 10 de julio con un paro de 300 personas en una mina de Mezhdurechensk. Sliunkov y la delegación de Moscú se desplazaron ayer a Vielovo para tratar de convencer a los huelguistas del lugar de que acepten las decisiones pactadas con los representantes que ellos mismos elgiieron en asambleas.

"Que vengan aquí a explicar lo que firmaron". "No nos moveremos". Estas frases sonaban ayer en la plaza de Prokopievsk, un lugar constantemente cruzado por tranvías que obligaban a los mineros a apartarse.

Los puntos pactados están vinculados a un plazo fijo de cumplimiento e incluyen la autonomía regional para Kuzbas antes del 1 de noviembre, la concesión de estatuto jurídico a las minas, el derecho a partir del 1 de agosto a exportar todo el carbón producido por encima del plan y el aumento del salario para los turnos de tarde y noche un 20% y un 40%, respectivamente. Los obreros recibirán los salarios mínimos correspondientes a los días de huelga y el comité regional se mantendrá hasta el 1 de agosto. Los trabajadores deben decidir sobre el destino del comité, y ayer parecía ya claro que ese organismo se va a convertir en un comité permanente dotado de local y teléfonos propios, según informaron a EL PAÍS activistas de la mina Sentralnaya, que se encuentra en plena ciudad.

Esto supone la creación de una estructura paralela a la de los sindicatos, cuya ineficacia y falta de sensibilidad se demostró estos días. En una empresa, aseguraban que el líder sindical se había ido de vacaciones el primer día de la huelga, y en otra que se había puesto enfermo.

"Sindicatos desdentados"

"Nuestro comité debe ser una alternativa digna a nuestros sindicatos desdentados", gritaba un miembro del comité municipal de Prokopievsk desde la tribuna de la plaza. "Nuestros sindicatos no representan los intereses de los trabajadores; tienen periódicos, dinero y derechos. Nosotros no tenemos ni periódicos, ni dinero, ni derechos, pero tenemos el deseo de defender los intereses de los trabajadores", dijo otro miembro del comité. "No debemos aspirar a conseguirlo todo. La política es un mercado, donde se regatea. No debemos darlo todo a la vez. Hay que aumentar el ritmo laboral poco a poco, a medida que se hagan concesiones", decía un poeta local.

El poeta hablaba a través del micrófono que volvía a funcionar ayer tras haber desaparecido el día anterior, cuando las líneas telefónicas interurbanas fueron cortadas por los huelguistas de tal forma que nadie sabía lo que se hacía en otros lugares. Hasta entonces, la tribuna de la plaza de Prokopievsk había contado con un teléfono desde donde se coordinaba toda la acción. Era unánime el rechazo a las informaciones dadas por los medios de comunicación soviéticos, a las que se calificaba de "provocadora" por el carácter tendencioso de las noticias.

En la mina Sentralnaya, nueve de los 16 miembros del comité de huelga explicaron que una de las razones del inicio del paro fue la falta de vagones para llevarse el carbón, que se quemaba en la superficie mientras la empresa tenía que pedir créditos para pagar los salarios.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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