El certamen rinde homenaje al director norteamericano John Cassavetes
El festival rindió ayer homenaje al cineasta John Cassavetes, recientemente fallecido, con la proyección de Opening Night, película prácticamente inédita en Europa. Por otra parte, dentro de la sección del Premio Europa, se presentó la única contribución española, Los días del cometa, debú en la realización del guionista Luis Ariño. Opening Night, literalmente Noche de estreno, es una larga película rodada por Cassavetes en el ya un tanto lejano 1977, hecha aparentemente a mayor gloria de su esposa, la excelente Gena Rowlands.
En realidad, el interés de Cassavetes en Opening Night apunta a la disección, una vez más, de la personalidad de una actriz, en este caso de una cuarentona que, enfrentada a la obligación profesional de encarnar un personaje de mayor edad, siente por vez primera en su vida el paso del tiempo. La progresiva pérdida de la noción de la realidad por parte de la actriz se va produciendo a medida que el director, con sabiduría manifiesta, va desentrañando las relaciones personales, complejas y a menudo tensas, que se establecen entre varios de los intérpretes del grupo teatral encargado de estrenar la obra.Como ocurre amenudo en el cine de Cassavetes, la desmesura -en duración, en actuación, en el esfuerzo que exige a los actores, particularmente a Rowlands- se erige en protagonista, pero tal exceso, paradójicamente, no lastra, sino que potencia el interés por lo que se está contando.
A partir de un elenco impecable en el cual, además de Gena Rowlands, destacan el propio director, Ben Gazzara y Jean Blondell y en el que asoman su rostro otros amigos de la familia, como Peter Bogdanovich o Peter Falk, y con una duración cercana a las dos horas y media, Opening Night constituye una re flexión brillante sobre los métodos de trabajo teatrales, al tiempo que se apunta como homenaje al mundo del actor, en línea con el simposio que se clausuró ayer.
Luis Ariño, director de Los días del cometa, única película española que compite por el Premio Europa, afirmó ayer, en la rueda de prensa que siguió al pase de la película, que "la historia que vive la protagonista es la de una persona que desea lo mismo que teme. En ella (Maribel Verdú), se encarnan deseos contradictorios". La muchacha se siente atraída por el vértigo de la búsqueda de un instante mágico e irrepetible. Y el fenómeno que la impulsa hacia esa búsqueda es el paso de un cometa del que se puede esperar también que signifique el fin del mundo. "Lo del cometa está en La Nardo, el relato de Gómez de la Serna en el que me he basado. En el texto literario se hace una referencia al Halley, que pasó en 1910 y otra vez en 1986", explicó el director.
Ariño se muestra decepcionado precisamente de la plasmación visual del cometa. "Cualquier anuncio presenta un cielo más maravilloso y mágico que el de la mejor producción cinematográfica española", afirmó.
Actores y política
Por otra parte, el simposio organizado este año por el festival bajo el reclamo de Actors i directors: cinema i identitat cultural, ha sido menos polémico que el de la edición anterior, centrado en los guionistas y, muy especialmente, en las célebres listas negras de Hollywood. Ana Mariscal debía desempeñar el papel de traidor o de malo que entonces le correspondió a Edward Drnytryk, pero ella, supo liberarse de tan fastidiosa responsabilidad.
Para Conchita Montes los franquistas eran peores que Franco. "A mí no me dejaron decir la palabra pierna cuando hablaba de afeitarme, con lo cual el espectador acabó pensando que me refería al bigote".
Para José Sacristán, el colonialismo americano limita de manera determinante el trabajo del actor. Fernando Méndez Leite vinculó el cine español dominante a cada período político.
Babelia
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