El Comité Unitario del Cine afirma que la actitud de Cultura puede desmantelar la industria

El Comité Unitario Interprofesional del Cine y lo Audiovisual (CUICA) convocó ayer en la sede madrileña de la Sociedad de Autores una conferencia de prensa para exponer la postura de la profesión del cine ante el anuncio del comienzo de los trámites destinados a poner en vigor el anteproyecto de decreto de ayudas al cine conocido como decreto Semprún. Para el CUICA, la actitud de Cultura "acabará provocando el desmantelamiento de la industria". Por otra parte, se anunció "la convocatoria, en el más breve plazo posible, de una asamblea general de la profesión cinematográfica para decidir qué respuesta, incluida la huelga, se da a la falta de voluntad política del ministerio para resolver los problemas del cine".

Los miembros del Comité Unitario del Cine (los directores Juan Antonio Bardem y Antonio Artero, el actor Fernando Marín, los productores Teddy Villalba y Elías Querejeta, el sindicalista Emilio Rincón y el técnico José Antonio Rojo) coincidieron en afirmar "que no hay ningún síntoma de que exista en el Ministerio de Cultura voluntad política para resolver los problemas del cine" y que esto "puede provocar el desmantelamiento de la industria cuando se cree el mercado único en la CE".20 fólios

Cineastas presentes en el acto insistieron en la gravedad de la situación. El director Fernando Trueba afirmó que "el año pasado, cuando fue nombrado ministro, Semprún nos pidió que trabajaramos con él para encauzar la situación del cine. Ha pasado casi un año y todo el trabajo del Ministerio son los 20 folios del decreto de ayudas al cine. De esos 20 folios, 19son lugares comunes y el resto, unas 15 o 20 líneas, dos o tres medidas innovadoras destinadas a ordenar la miseria, no a resolverla. No hay ninguna, absolutamente ninguna voluntad de hacer que el cine español exista. Sin embargo", añadió Trueba en apoyo de la idea expuesta por Bardem y Querejeta, "lo único positivo que ha logrado Cultura es algo que antes parecía inalcanzable: la unión de los sectores de la profesión, que siempre estaban enfrentados entre sí".

Según el dirigente de CC. OO Emilio Rincón esta unidad se materializará en la convocatoria, "cuando se presente el momento oportuno y en el más breve plazo posible, de una asamblea general de todos los sectores profesionales. Es esta asamblea la que debe decidir qué respuestas hay que dar a esa falta de voluntad política".

Ante las posiciones duras de algunos cineastas asistentes al acto, que manifestaron que en los medios profesionales se respira ya ambiente de huelga, Rincón afirmó que "esa medida no está descartada. Somos víctimas de una agresión de la Administración y no hay que excluir ningún tipo de contestación a esa agresión".

Elías Querejeta añadió que resulta sorprendente que en Cultura hayan hecho posible el contrasentido de una huelga de parados. Un paro que, según el CUICA, ha aumentado mucho las dimensiones del paro endémico que el cine padece en España y que, afirma Rincón, "hoy alcanza a más del 80 % de la profesión. La situación es de tal gravedad que en 6 meses se han hecho sólo 7 películas. Esto lo dice todo".

Querejeta añadió que "unas declaraciones del ministro nos sitúan en el sindicalismo vertical franquista. No queremos entrar en descalificaciones y pequeños insultos, pero se podría contestar que la supuesta intromisión en competencias ajenas que se nos imputa no supone que nosotros nos erijamos en legisladores. No somos legisladores, sino legislados. Pero tenemos pleno derecho a participar en el proceso legislativo que vertebre nuestra industria y la Constitución nos ampara, como demuestra un estudio del jurista Eduardo García de Enterría".

Supervivencia

"Por otra parte", afirmó Juan Antonio Bardem, "si en Cultura consideran que nuestra postura no es seria y no nos admiten como interlocutores válidos de la profesión, esto no va a significar ni mucho menos el fin del Comité Unitario. Lo legislado por Cultura afecta únicamente a la parte del mercado cinematográfico que abarca a las salas de cine. Pero esta parte no sobrepasa el volumen del 11 % de la totalidad del negocio cinematográfico. Por lo tanto, nos queda como terreno para futuras conversaciones el 89 % restante, que no compete a Cultura, sino a Hacienda, a Industria, a Comercio, a Comunicación y a Interior, además de a las televisiones públicas. No estamos", añadió el cineasta, "ante una tarea exclusivamente administrativa, sino política y cultural en sentido amplio, ya que lo que está en juego es la propia supervivencia del cine español".