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Muere el cineasta holandés Joris Ivens, un creador de cine como arma de lucha por la libertad

Fue uno de los grandes documentalistas de la guerra civil española

El cineasta holandés Joris Ivens murió el pasado miércoles en París, a los 90 años de edad. El anciano cineasta, uno de los más famosos documentalistas de la historia del cine, realizó una cuarentena de filmes hoy patrimonio de la humanidad; entre ellos, Tierra de España, uno de los documentos fílmicos esenciales extraídos de la guerra civil española. Su concepción del cine, deudora en su origen de las primeras vanguardias soviéticas, evolucionó hacia una concepción del documental como arma de lucha directa por la libertad, allí donde ésta era amenazada por el fascismo. Su última aparición pública fue hace unas semanas, en una manifestación contra la represión en China, país en cuyo proceso revolucionario Ivens realizó algunas de sus más conocidas obras.

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Antifascismo

Nació Joris Ivens el 18 de noviembre de 1898 en Nimega, en una familia de industriales dedicados al comercio de objetos fotográficos. Esta dedicación familiar le permitió debutar en el cine a los 13 años, con un cortometraje dedicado a la vida y el trabajo en su casa paterna.Diez años después, en 1923, abandonó los estudios de Economía en Rotterdam y se instaló en Alemania para perfeccionar sus conocimientos de fotoquímica. Fue esta una decisión que orientó no sólo su vocación sino el basamento de esta en un conocimiento básico del oficio de la filmación artesanal, lo que prefiguró su futura obra cinematográfica, realizada a veces (en todas las fases, desde la filmación al revelado y positivado) bajo los silbidos de las balas, en las trincheras de las guerras y en las barricadas de las revoluciones.

No hubo en este siglo ningún conflicto, ningún suceso de trascendencia histórica, en el que la cámara de Ivens dejara de acudir en busca de imágenes que revelaran a sus contemporáneos el rostro de la barbarie y buscaran la movilización por la causa de la libertad. En este sentido fue discípulo evolucionado del documentalista soviético Dziga Vertov.

Pero el cine de Ivens, de manera complementaria a su búsqueda de convulsiones sociales, indagó también en la expresión de la belleza, del arte y de la naturaleza, lo que le convierte en un antecesor de los actuales cineastas ecologistas. Esta faceta le acerca a otros cineastas soviéticos, distintos de Vertov, de los que también se sintió heredero, entre ellos Vsevolod Pudovkin, bajo cuya influencia realizó en 1929 un documental titulado La lluvia, tras el que viajó a la Unión Soviética, donde realizó Konsomol.

Años de lucha

A continuación filmó en Holanda Zuiderzee, Construimos y Sinfonía industrial, punto sin retorno de su cine, pues en él tomó contacto con las luchas obreras. Desde entonces, sin abandonar el cinearte, se adentró en el camino del cine político militante.Sus obras más combativas, que comenzaron con la antihileriana Fuego en el Reichastag en 1935 y Tierra de España en 1937, que realizó con Ernst Hemingway, que ocupa un lugar en todas las filmotecas del mundo. La prueba de fuego española le convirtió en un nuevo holandés errante, y así se le conoció en todo el mundo, hasta que la ancianidad le ancló en París.

En Estados Unidos realizó Cuatrocientos millones, en la URSS Nuestro frente ruso. Indonesia, Polonia, Francia y, en 1958, China y sus célebres Cartas de China y Seiscientos millones con vosotros. Siguieron Italia, Mali y Cuba, donde Carnet de viaje, Pueblos en armas y El tren de la victoria le devolvieron a la punta del documentalismo político entre 1961 y 1964, antes de pasar por Chile, Vietnam (en 1965 El cielo, la tierra, en 1967 Lejos de Vietman y Paralelo 17), China y De como el Yukong mueve montañas (1971-1975). Y otra vez China el pasado 21 de mayo, en que Ivens salió a la calle para, ante la puerta de la muerte, dar su apoyo a los revolucionarios que morían en una plaza de su Pekín.

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