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CAOS EN CHINA

Pánico en la colonia extranjera por los tiroteos en Pekín

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El Gobierno, entre tanto, ha criticado la decisión de Estados Unidos de suspender la venta de armas a China y ha manifestado que acciones de este tipo ponen en peligro las relaciones entre los dos países. Igualmente ha advertido a otros gobiernos de no interferir en los asuntos internos chino.La ciudad vivió ayer una nueva jornada de parálisis civil, pero llena de sobresaltos debidos a varios movimientos de tropas que se registraron por todo el centro desde la madrugada hasta última hora de la noche. La población se fue a la cama el martes justo cuando una columna de soldados en camiones y varios carros de combate enfilaban desde la plaza de Tiananmen la larga avenida de la Paz Celestial, en dirección este, y rebasaban el supuesto frente de defensa levantado en uno de los puentes cercanos al área de Jianguomenwai.

Cuatro muertos

A las siete de la mañana aproximadamente los pequineses se despertaban en el paso de otra columna que realizaba la misma operación pero en sentido inverso. A la altura del hotel Pekín International, que ha sido cerrado, a unos tres kilómetros de Tiananmen, los soldados disparaban contra un pequeño grupo de gente causando cuatro muertos. Pero la acción más espectacular iba a producirse a las diez de la mañana, hora local. Alrededor de 2.000 soldados y más de un centenar de camiones y blindados salían de la plaza aterrorizando a la población con vanos disparos al aire.Dos rascacielos, en los que están ubicadas varias oficinas de compañías extranjeras, así como dos hoteles y el edificio en construcción del futuro World Trade Center de Pekín recibían impactos de balas perdidas que no produjeron víctimas. Los soldados cantaban y gritaban consignas como "somos el Ejército que cumple la ley marcial", "protegemos al pueblo, protegemos a la capital" y "luchamos contra la corrupción oficial".

Gran parte de ellos siguió avanzando y se perdió en dirección este por las afueras de la capital, pero el resto se detuvo en el barrio de Jianguomenwai, rodeó el complejo residencial para extranjeros y montó en trípodes en el suelo ametralladoras apuntando hacia arriba. Desde algunos camiones hubo algunos disparos de advertencia. Entre tanto, una treintena de soldados comenzaba a registrar vehículos y entraba en uno de los edificios subiendo hasta la azotea en busca de un supuesto francotirador chino, que según parece fue posteriormente detenido.

El incidente creó un auténtico pánico en la zona, que es donde se encuentra la mayoría de las embajadas extranjeras, entre ellas la estadounidense. El cierre del complejo de Jianguomenwai, duró cerca de tres horas, y en todo ese tiempo se impidió a cualquier persona o grupo salir de la zona. A última hora de la noche, una columna más reducida de blindados salió de la parte oriental de la ciudad haciendo disparos al aire, al tiempo que diversas fuentes aseguraban haber escuchado sonido de cañones en un área cercana al aeropuerto, en el noreste de Pekín.

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Irritación

El ministerio de Asuntos Exteriores calificó ayer de "deplorable, torpe y ciega" la medida del presidente de Estados Unidos, George Bush, de suspender la venta de armas norteamericanas a China y dijo que acciones de esta clase ponen en peligro las relaciones entre los dos países. "No podemos aceptar la presión de Estados Unidos. Lo que ocurre en estos momentos en China es un asunto interno. Esperamos que no haya injerencias de ningún gobierno ni tampoco de organizaciones internacionales", declaró un funcionario, quien reafirmó que los actuales gobernantes chinos continuarán con la política de apertura y de reforma. Por otra parte, fuentes oficiales han reaccionado con irritación a la noticia de que la Embajada norteamericana en Pekín ha dado protección al astrofísico y disidente Fang Lishi.

Apoyo al aplastamiento

Un comunicado difundido ayer por la alcaldía de Pekín y el alto mando militar encargado del cumplimiento de la ley marcial ha advertido que las tropas están autorizadas a detener cualquier persona que incumpla las medidas de excepción decretadas el pasado 20 de mayo por el primer ministro, Li Peng. A su vez, la comisión nacional de disciplina del Partido Comunista Chino expresó anoche su apoyo al aplastamiento de la "revuelta contrarrevolucionaria" y solicitó que sean castigados todos los miembros que hayan participado en actos de ataque contra el Ejército y expulsados aquellos que hayan organizado "actividades antirrevolucionarias".

Las autoridades no se han hecho eco de los rumores basados en una información difundida a primera hora de ayer por Radio Pekín de la que se podía deducir que el secretario general del partido, Zhao Ziyang, habría sido definitivamente destituido y remplazado por Qiao Shi, miembro del Comité Permanente encargado de la seguridad. Un mensaje del Tribunal Supremo dirigido personalmente a él y no a Zhao Ziyang, elogiando su defensa de la ley marcial, es lo que ha dado pie a esa especulación.

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