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EL ESTE Y EL OESTE SE ACERCAN

El Parlamento soviético pide explicaciones al Ejército sobre la represión en Tiflis

Pilar Bonet

Zhumber Patiashvili, ex jefe del Partido Comunista de Georgia, acusó ayer a Moscú de tomar la iniciativa en el envío de tropas suplementarias a su república y reveló que el primer viceministro de Defensa de la URSS, Constantin Kochetov, estaba en la capital georgiana antes de la violenta represión del 9 de abril que costó la vida a 19 personas. El máximo dirigente del Partido Comunista de Georgia, que dimitió tras los sucesos, se sumó así, con sus revelaciones, a varios diputados del Congreso de la URSS, que ayer pidió explicaciones al Ejército de lo sucedido en Tiflis.

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Los sucesos de Tiflis concentraron la atención de los diputados durante la segunda mitad de la quinta jornada de reuniones del Parlamento soviético, que no acabó aún de discutir el quinto punto del orden del día, formado por un total de diez.El informe político que Gorbachov leyó en una hora y media fue olvidado totalmente cuando los diputados se reunieron después de comer, pese a que 440 por lo menos se habían inscrito en el turno de oradores. Gorbahov trazó unas líneas desarrollo amplio que no cierran ni gún camino a la perestroika y consideró normales las "contradicciones".

Cada vez que el Congreso de los Diputados toca los temas nacionales, los ánimos de los 2.250 representantes populares recién elegidos se exaltan hasta lo indecible. Ayer fue otro ejemplo de ello. El primer estallido fue provocado por el conflicto de Nagorno-Karabaj, cuyos representantes en el Soviet Supremo debían volver a ser elegidos ayer al haber sido declaradas nulas las primeras votaciones.

El Congreso anuló la candidatura conjunta del secretario del partido local Genrik Pogosian (un armenio) y el jefe del Partido de Shusha, la segunda ciudad de la región, Vagif Dzarafov (un azerbaiyano). Una tercera lista con los dos nombres anteriores y el de otro armenio, el escritor Zori Balayan, fue sometida a votación secreta. Los diputados concluían la jornada contemplando una película sobre la represión de mitin de Tiflis. Antes escucharon como el director del Instituto de Estudios Orientales de Tiflis, Tamaz Gamkreligze, manifestó que tales sucesos habían sido "una operación de castigo de exterminio de la gente".

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Gamkreligdze hizo llegar a los hogares de millones de soviéticos, por la vía de la retransmisión en directo, una versión de los sucesos jamás difundida en los medios de comunicación soviéticos. Criticó a los mandos del Ejército por negarse a reconocer la utilización de gases tóxicos y manifestó que los georgianos consideran "asesinos profesionales" a los soldados especiales del ministerio del Interior.

Gamkreligze denunció la presencia entre los diputados del general Igor Rodionov, el jefe militar del Cáucaso, quien, según dijo, había sido cesado como diputado.

Rodionov tomó la palabra para denunciar, con cólera contenida, el carácter antisoviético y antirruso que a su juicio tenía el mitin de Tiflis. "Ocupantes rusos fuera de Georgia", "La URSS es una cárcel de los pueblos" eran algunas de las consignas que llevaban los manifestantes, dijo el general, según el cuál iban armados y se preparaban a la toma de los edificios donde están alojadas las instituciones principales de Tiflis. El general insistió en que cumplía órdenes de la dirección política de Georgia. Calificó la situación de "más difícil que en el 37".

La versión de Patiashvili lanza serias acusaciones a la dirección soviética durante la ausencia de Gorbachov, ya que el ex primer secretario dijo que la dirección del partido de Georgia había consentido en una actuación pacífica del Ejército para disolver el mitin de Tiflis después de que Rodionov y el primer viceministro de Defensa Kochetov se presentaran en el Comité Central y comunicaran que el primero había recibido la orden de asumir el mando de todos los contingentes de Georgia, es decir el Ejército, las tropas del Ministerio del Interior y del KGB. "¿De quién?", exclamó Patiashvili. "No lo pregunté entonces, pero lo pregunto hoy", señaló el funcionario, quien dijo haber informado a Victor Chebrikov y Georgui Razumovski, miembros de la dirección soviética, de la difícil situación por la que atravesaba Georgia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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