Luguillano: "Ya estoy harto de no dar la talla en Madrid"
David Castro, Luguillano, actúa esta tarde en la última novillada de la feria con la clara intención de demostrar de una vez por todas su valía, según explica: "Mi toreo auténtico no lo han visto nunca los aficionados de Madrid, pues aquí me he limitado a dibujar algunos detalles, pero nunca he pintado un cuadro, nunca he dado la talla, de lo que ya estoy harto". El de Valladolid, que sufrió una fuerte cornada en su última actuación en Las Ventas, torea con Juan Fedro, Galán y Pepe Luis Martín, sustituto del lesionado Antonio Posada. Los veterinarios rechazaron ayer en el reconocimiento previo los anunciados novillos de Manuel Alvarez por falta de trapío.
Sólo uno de los seis novillos, el número 12, con un peso de 438 kilogramos, superó el citado reconocimiento, por lo que el ganadero decidió llevárselo, al no disponer de otros para completar el festejo. La empresa presentará en el reconocimiento de las 10 de esta mañana una novillada de otra divisa.En este festejo, que coincide con la celebración de la tradicional corrida del día de San Fernando, en Aranjuez, no se ha puesto en taquillas el cartel de no hay billetes, lo que sólo ocurrió en la anterior novillada del ciclo, celebrada el pasado viernes 26.
Luguillano se ve a sus 20 años con la madurez suficiente como para no volver a caer en los errores que dice haber cometido en sus repetidas actuaciones en Las Ventas. Lo explica: "Me traicionaron siempre los nervios y me pesó el ambiente, el pensar que estaba nada menos que en Madrid, cumpliendo uno de mis sueños infantiles. Por eso nuca dí el nivel que yo quería y podía",
Otro de sus sueños, mucho más importante, según comenta el vallisoletano, es salir a hombros por la puerta grande de Madrid, lo que confía en lograr hoy: "Sólo pido que me embista un novillo como en el festejo de mediados de marzo en Aranjuez. Ya que tratamos de sueños, creo que aquella fue mi mejor faena, la que me acompaña todas las noches mientras duermo. Si la repito en Madrid, se cae la plaza".
Se considera un diestro de corte artístico, muy del gusto de los aficionados de Las Ventas, y señala que lo demuestra desde que se viste de luces. "Tengo fama de ser uno de los diestros mejor vestidos", se extiende, "lo que para mí es un orgullo, porque el que se siente realmente torero por dentro lo demuestra de continuo por la vida, y no sólo en el ratito que está en el ruedo".
La belleza de la fiesta
Cierra y redondea el tema con una frase digna de un intelectual: "La belleza de la fiesta empieza en el traje de luces y en el rito de vestirse".
Piensa que su puesto en la feria se lo ha ganado con sus actuaciones anteriores en esta plaza: "Aunque no redondeara nunca, siempre dejé detalles de arte, de los que agradan tanto aquí, y además en mi última tarde me llevé una cornada por intentar faena a un novillo con dificultades".
Al igual que Luguillano, su compañero Juan Pedro Galán debuta en la feria esta tarde. También piensa que se ha hecho acreedor a ello por su actuación en esta misma plaza a comienzos de esta temporada, en la que dió la vuelta al ruedo.
El espada vuelve a coincidir con Luguillano cuando afirma: "Ni aquel día, ni en una anterior actuación sin picadores hace tres años, a pesar del triunfo vieron al auténtico Galán. Hoy será distinto".
Galán, 19 años, fue un niño prodigio que debutó sin picadores cuando solo contaba con 11, y hubo de marcharse a México y Venezuela para seguir su carrera salvando ]las trabas legales que limitan el ejercicio de esta profesión en España por razones de edad mínima de los toreros. Hasta ahora ha matado casi 400 novillos. Tan prometedora carrera se ralentizó al regresar a nuestro país, y estuvo a punto de abandonar los toros.
Proclama que este año ha recuperado el sitio y la moral, después de reflexionar mucho el pasado invierno. "Ya no puedo esperar más tiempo para la alternativa", admite, "pero es inútil tomarla si no es con fuerza. Y la fuerza sólo la otorga Madrid".
Babelia
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