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CITA EN CASABLANCA

EE UU y la URSS piden a la 'cumbre' árabe que contribuya a lograr la paz

Los jefes de Estado árabes reunidos ayer en Casablanca eran muy conscientes de que Estados Unidos y la Unión Soviética esperaban de ellos conclusiones unánimes, coherentes y positivas para el proceso de paz en Oriente Próximo. Sin embargo, pese a los apretones de manos y abrazos entre dirigentes hasta ahora enemistados, las diferencias de Libia y Siria con el resto de los participantes retrasaban la adopción de tales resoluciones y, por tanto, el final de la cumbre.

Los jefes de Estado comenzaron a las ocho de la tarde, hora española, una sesión de trabajo a puerta cerrada. A medianoche, la reunión continuaba por lo era probable que la cumbre fuera clausurada hoy.La Prensa marroquí destacó ayer los mensajes enviados a Hassan II, presidente de la cumbre de Casablanca, por Georges Bush y Mijail Gorbachov.

El presidente norteamericano deseaba de los jefes de Estado árabes una aprobación colectiva de la actual posición de Yasir Arafat, líder de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), en particular de su aceptación de la resolución 242 de la ONU, que implica el reconocimiento de Israel, y su renuncia al terrorismo.

El líder soviético se limitaba a pedirles que hablaran "con una sola voz", en este momento crucial, para la resolución M problema de Oriente Próximo.

Ésas exactamente eran las pretensiones del marroquí Hassan II, el jordano Hussein, el saudí Fahd y el egipcio Hosni Mubarak, presente este último por primera vez en una reunión de este tipo. La delegación egipcia presentó un documento de trabajo que expresaba un total apoyo a la actual moderación de la OLP y a su ofensiva diplomática en busca de la paz. El propio Mubarak, en su discurso del martes por la noche. declaró que el plan de Fez debía ser "la base para una nueva fórmula árabe de paz

El plan de paz árabe elaborado en la cumbre de Fez de 1982 recogía lo esencial de la propuesta del rey Fahd. Ésta exigía la retirada israelí de los territorios ocupados en 1967, donde se debía establecer un Estado palestino, tras lo cual "todos los Estados de la región tendrían el derecho a vivir en paz". Fue la primera vez que una conferencia árabe reconocía, aunque de modo aún indirecto, implícito, el derecho a la existencia del Estado de Israel. Libia no participó en la cumbre de Fez.

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La OLP, cuyo líder Arafat participa en la reunión de Casablanca con rango de jefe de Estado, declaró ayer que esperaba de la cumbre un apoyo político y económico a la intifada o revuelta civil palestina.

Ofensiva diplomática

Los palestinos deseaban, en particular, la creación de un comité de jefes de Estado árabes presidido por Hassan II, destinado a lanzar una ofensiva diplomática paralela a la de la OLP. Ese comité tendría como objetivo preparar una Conferencia Internacional de Paz con la participación de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y todas las partes implicadas, incluida la central palestina. Con la excepción de Libia y Siria, todos los países árabes parecían de acuerdo en sostener las actuales posiciones de Yasir Arafat.

Muammar el Gaddafi y Hafez el Asad insistían, en cambio, en que el dirigente palestino había hecho "demasiadas concesiones al enemigo, sin recibir nada a cambio". En una entrevista con el periódico Achark Al Awsat, el ministro sirio de Exteriores, Faruk al Chareh, declaró ayer mismo que Siria rechazaría cualquier resolución que hiciera alusión al reconocimiento de Israel. El ministro sirio añadió que la hora de la celebración de la Conferencia Internacional de Paz "está muy lejos".

A la intransigencia siria se unía la amenaza de Gaddafi de irse a su casa en cuando escuchara a alguno de sus pares admitir el derecho a la existencia de Israel. En esas circunstancias los trabajos de la conferencia avanzaban muy lentamente.

La reunión de Casablanca es calificada como la de la reconciliación por los medios de comunicación árabes.

Las agencias oficiales de los países asistentes subrayan que Hosni Mubarak estrechó ayer las manos de Gadafi y Hafez el Asad. El líder libio también abrazó a Yasir Arafat, quien se reunió con el presidente sirio, según dichas fuentes.

Poder de convocatoria

La alta participación de jefes de Estado en cumbre es unánimente considerada como una nueva prueba del poder de convocatoria que posee Hassan II de Marruecos.

Sólo un sillón estaba vacío en la sala de conferencias del palacio real de Casablanca. Delante se veía la bandera rojiblanca y el cedro verde de Líbano. Hassan II prefirió no retirarlo, sino dejarlo así, patéticamente sin ocupar, para afirmar su creencia en la independencia y soberanla del país de los cedros.

Muchos de sus pares compartían su sentimiento. En su discurso del martes por la noche, Mubarak, en concreto, lanzó una puyazo a Siria, al pedir "la retirada de todas las fuerzas extranjeras de Líbano".

En nuestros días esa fórmula quiere decir la salida tanto de las tropas israelíes, que ocupan un 10% del territorio libanés, como de las sirias, que controlan más del 60%. Hafez el Asad hizo como el que no oía, ocupado en escribir unos apuntes.

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