Moscú exige a Londres que reduzca a 205 sus residentes en la Unión Soviética
Las hasta ahora venturosas relaciones entre Londres y Moscú han entrado en un bache de imprevisibles consecuencias después de que el Gobierno soviético anunciara ayer que va a igualar el número de residentes británicos en la URSS con el de soviéticos en el Reino Unido, una perífrasis para decir que va a expulsar a 170 británicos. La aplicación de la reciprocidad por parte soviética pilló por sorpresa al Gobierno de Margaret Thatcher.
La primera ministra, que ya sabía lo que iba a ocurrir antes de que el portavoz soviético, Guenadi Guerasimov, anunciara públicamente la medida, declaró que, en la crisis desencadenada durante el fin de semana, la URSS "ha revelado su auténtica naturaleza". La decisión de aplicar drásticamente la reciprocidad le fue anunciada el sábado al embajador británico en Moscú, sir Rodic Braithwaite, en el momento en que se le comunicaba que ocho diplomáticos y tres periodistas tenían que abandonar el país y que otros tres funcionarios no podrían volver a Moscú.Guerasimov dijo que su Gobierno había decidido imponer una cuota de 205 residentes británicos en la URSS, el mismo número de residente soviéticos en el Reino Unido, aunque no entró en los detalles ni especificó los criterios para expulsar a los 170 sobrantes.
El portavoz soviético calificó de provocación la decisión británica del viernes de expulsar a diplomáticos y periodistas, de quienes negó que estuvieran implicados en acciones contrarias a los acuerdos de Ginebra. "La parte británica no ha presentado ninguna prueba" de estas actividades ilegítimas, añadió.
"Nunca las mostramos" replicó un portavoz del Foreign Office, que a su vez manifestó que tampoco Moscú ha mostrado pruebas del espionaje que atribuyen a los británicos, "la ejecución de ordenes de los servicios secretos", en palabras del alto funcionario soviético.
Cambio de situación
El ministro británico de Exteriores, sir Geoffrey Howe, compareció ayer en la Cámara de los Comunes para explicar los sucesos del fin de semana pero no discutió el episodio de la cuota ni adelantó cuál vaya a ser la respuesta británica a este inesperado endurecimiento de Moscú. "No podemos comentar nada porque no sabemos qué significa", dijo un portavoz oficial, quien reconoció que la respuesta soviética "cambia la situación para peor".
"El Reino Unido no va a hacer la vista gorda a las actividades inaceptables que dañan nuestra seguridad nacional y la seguridad de nuestros ciudadanos", manifestó Howe a los parlamentarios y expresó su disposición a seguir trabajando para mantener las mejora de las relaciones bilaterales. "Les damos mucha importancia", añadió.
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