Michel Albert: "Los países del Este deben asociarse a la Comunidad Europea"
Los países del Este deberían poder asociarse a la Comunidad Europea (CE), una de cuyas prioridades habría de ser la elaboración de una especie de plan Marsball destinado a desarrollar la otra Europa y desprovisto de cualquier connotación militar. Esta seductora idea pertenece a Michel Albert, de 59 años de edad, economista internacional de gran prestigio, comisario del plan francés entre 1978 y 1981 y actual presidente de Assurances Générales de France (AGF), poderosa compañía multinacional de seguros implantada también en España.
Europeísta convencido, Albert escribió en 1983 Un pari pour I'Europe, un informe encargado por el Parlamento Europeo en el que patentó otra expresión afortunada: el coste de la no-Europa."Desde hace un año", afirma Michel Albert, "hay un cambio profundo, extraordinario, en los países del Este. Cambios de los que resulta que esos países -ya se trate de Polonia, Hungría, incluso Bulgaría, que acaba de dar pasaportes libremente, y Yugoslavia- aspiran a acercarse al modelo occidental. Y una de las mejores cosas que podemos hacer en la CE del Oeste es ofrecer a nuestros vecinos del Este, en el marco europeo, elementos para su desarrollo económico. Esos países, que tienen la misma historia que nosotros, la misma gran tradición medieval, las mismas catedrales, han conocido el mismo Renacimiento, el mismo arte barroco y son verdaderamente los miembros un poco prisioneros de nuestra comunidad europea, tienen hoy un poco la posibilidad de liberarse".
Por eso Michel Albert considera una obligación que "los beneficiarios de la libertad y la riqueza" ayuden a los "hermanos separados", y concreta así su propuesta: "Del mismo modo que hay en la CE regímenes de asociación para los países de África, el Caribe y el Pacífico (ACP), debemos tener regímenes de asociación para los países de la Europa del Este. Deberíamos en la CE considerar que una de las prioridades fuera una especie de plan Marshall para los países del. Este, sin ningún aspecto militar o militarista, evidentemente".
Albert defiende la misma política para el norte de África, donde trabajó al principio de su carrera, entre 1958 y 1961, por cuenta de las instituciones europeas. Esta política de apertura está basada en el orgullo europeo, que Albert valora por encima de crisis y de dificultades. "Me parece que hoy la CE", dice, "da un ejemplo de progreso para el conjunto de los países del mundo. Cada país mantiene su especificidad, su tradición, su historia, su lengua, pero juntos ponemos unas reglas, aceptamos una disciplina y progresamos. Y España es el ejemplo admirable".
Admiración por España
La recuperación económica en España responde, en opinión de Albert, a los propios méritos del país, pero también se debe a su entrada en la CE. "Querría que los españoles supieran cómo en Francia, en la República Federal de Alemania. (RFA), en el Reino Unido, estarnos admiramos de lo que pasa en España desde hace algunos años. Creo que desde que España preparó su adhesión al Mercado Común hubo una primavera. La primavera de Europa está en España, e incluso la primavera del mundo. Quizá que no hay ninguna zona del mundo donde se vea de tal modo la primavera. Hay otras zonas de expansión, como el Sureste asiático pero antes no conocieron esa especie de invierno, muy riguroso, que hubo en España y en Portugal. Y ahora ha llegado la primavera. La meseta de Europa de hace 20 años es ahora de alguna manera el oasis de Europa". No le inquieta ni el rebrote de la inflación en España, que califica de transpiración de un "corredor que corre demasiado rápido, pero cuya salud es excelente".
Este enarca [alumno de la famosa Escuela Nacional de Administración, semillero élite política francesa], hijo de campesinos de La Vendée, inspector de Finanzas, consejero del poder y miembro de numerosos consejos de administración, habla con apasionamiento de la Europa en la que confía. Pero, pedagogo de la crisis y del rigor económico, no olvida las dificultades de la construcción europea, que reaparecen en el último libro del que es coautor: Crisis, crac, boom. Lamenta la dimensión únicamente económica del mercado único, alerta ante el riesgo de aparición de un neodarwinismo y reclama una unión política en el marco de un Estado multinacional con estructura federal.
Al hablar de dificultades, es inevitable mirar a Londres y analizar la reacción británica al informe Delors sobre la unión monetaria. "El informe", destaca Michel Albert, "ha sido firmado por unanimidad y notablemente por el gobernador del Banco de Inglaterra. Creo que es un gran éxito encontrar un análisis común entre los gobernadores de los bancos de emisión de todos los países de la CE. Dicho esto, es preciso ahora que los Gobiernos se pronuncien porque lo que propone el informe Delors requiere un cambio de los tratados -que debe hacerse por unanimidad-, y el Gobierno británico, por el momento, está en contra. Pero, en todo caso, estoy persuadido de que la unión monetaria se hará un día u otro porque los que hacen el esfuerzo de aceptar la disciplina ganan".
El ejemplo alemán
El ejemplo de disciplina monetaría es, para Michel Albert, la RFA, de la que los demás países europeos, afirma, deben convertirse en discípulos. "Como francés, digo que debemos prepararnos a abandonar el franco por una moneda europea inspirada en el marco".
La moneda y el presupuesto comunes habían sido reclamados ya por Michel Albert en Un pari pour I'Europe, que data de 1983, para combatir el coste de la no Europa, es decir, "el coste de las fronteras entre nuestros países, de las diferentes reglamentaciones, de los obstáculos de toda naturaleza a los intercambios".
"En la perspectiva del mercado único de 1992 hemos dado verdaderamente un paso de gigante. Hemos hecho un progreso enorme, tanto que Europa parece temible a algunos, vista desde el exterior. Hay ya todo un calendario puesto en práctica para crear una zona de libre cambio en el interior de Europa, pero es chocante que otros elementos que se refieren al progreso monetario y presupuestario de la CE se han quedado atrás".
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