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A estudiar, a la vía

132 estaciones de ferrocarril abandonadas se convertirán en sedes de escuelas-taller

Ciento treinta y dos estaciones de ferrocarril que se encuentran cerradas y abandonadas en diversos puntos de España van a ser recuperadas gracias a un convenio firmado por Renfe, el Inem y la Federación de Municipios y Provincias para convertirlas en escuelas-taller. La experiencia piloto que ha dado forma a este proyecto se puso en marcha con notables resultados hace cinco meses en Villarcayo, donde 60 jóvenes de 16 a 25 años trabajan en la reforma de la estación Horna-Villarcayo, futura sede del Plan Merindades, un programa de desarrollo integral para la zona norte de Burgos.

Treinta y seis mil cien millones de pesetas se han destinado al plan de reconversión que afectará a 34 estaciones en Burgos, 15 en Soria, siete en Salamanca, 15 en Zaragoza, 7 en Teruel, 2 en Huesca, 13 en Almería, 9 en Jaén, 8 en Granada, 7 en Córdoba, 7 en Cádiz, 5 en Valencia, 2 en Ciudad Real y 1 en Gerona.La idea de rehabilitar una estación de ferrocaril mediante una escuela-taller partió de los responsables de la Fundación Sol Hachuel, una entidad ubicada en Villarcayo que trabaja desde hace años en el campo de la marginación y la inserción sociolaboral de los jóvenes. Dentro de esta filosofía, la fundación ha puesto en marcha el Plan Merindades, para reactivar la comarca mediante la formación y creación de empleo para jóvenes.

La estación Horna-Villarcayo, con una superficie total de siete hectáreas, en las que se encuentran diseminados pabellones, naves y edificios industriales de principios de siglo, estaba abandonada desde que Renfe decidió el desmantelamiento de la línea Santander-Mediterráneo en enero de 1985. "Cada vez que pasábamos por allí no podíamos ocultar la pena de que un espacio tan interesante, con unas instalaciones de indudable interés arquitectónico, se deteriorase poco a poco por el abandono, y pensamos que una fórmula ideal para rehabilitarla y crear empleo para los jóvenes de la zona era hacer una escuela-taller", dice José Luis Ollero, director de la fundación.

La idea fue muy bien acogida por Renfe, y hoy, cinco meses después de que cediese el uso de la estación y mediante el convenio entre la fundación, el Inem, la Junta de Castilla y León y los ayuntamientos de la zona, el proyecto de recuperar la estación es una realidad. La escuela-taller está en pleno funcionamiento y varios de los espacios ya han sido acondicionados. En la antigua sala de espera ya nadie deja correr el tiempo a la espera del tren; ahora son aulas llenas de chicos que estudian con entusiasmo para que su tren no se les escape.

El almacén de carga y descarga es hoy taller de carpintería y forja, y los antiguos depósitos de combustible, taller de jardinería Todo ha sido acondicionada, por los propios alumnos.

La filosofía de las escuelas-taller o casas de oficios, como también se las denomina, es la formación profesional de jóvenes parados entre 16 y 25 años en oficios con demanda en el mercado de trabajo o en trance de desaparición. La formación dura tres años, durante los cuales los alumnos cobran el sueldo equivalente al salario mínimo interprofesional. Todo está encaminado a que los jóvenes recuperen el patrimonio histórico y ambiental de las zonas de influencia.

Cada escuela adecua su programa al espacio en el que hay que intervenir. En el caso de la de Villarcayo, una vieja estación rodeada de un gran espacio verde, se optó por los talleres de jardinería y albañilería, en los que se enseña además fontanería, forja, cantería y carpintería.

En total, 60 alumnos integran la escuela, que ha tenido gran aceptación entre los jóvenes de la comarca. "Yo estudié administrativo y he estado cuidando niños, pero no le veía mucha salida, así que me apunté a jardinería y, aparte de que es muy interesante, creo que en el futuro podremos trabajar en nuestra propia cooperativa", dice Lourdes, una joven de Villarcayo.

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