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La URSS recupera a Kandinski con una gran exposición en Moscú

Un nuevo paso en la 'perestroika' del arte

Pilar Bonet

La URSS ha dado un paso más en el intento de recuperar a sus grandes artistas, hasta hace poco marginados o ignorados por la doctrina oficial del realismo socialista, con la primera exposición personal de Vasili Kandinski (1866-1944), jamás celebrada en la patria de origen de este pintor y teórico del arte, uno de los máximos representantes de la vanguardia artística rusa de principios de siglo y primeros años después de la revolución.

La muestra, un conjunto de más de 200 obras (pintura, gráfica y artes aplicada) pertenecientes a colecciones soviéticas y occidentales, fue inaugurada el 28 de abril en los locales provisionales de la galería Tetriakov, de Moscú, y estará abierta al público hasta el 11 de junio para continuar después su gira por el Museo Ruso de Leningrado y la República Federal de Alemania.Kandinski, uno de los máximos representantes de la vanguardia artística rusa de principios de siglo y primeros años después de la revolución, se incorpora así, simbólicamente y por medio de una gran exposición personal, a la lista de pintores recuperados por la perestroika. La nueva política cultural soviética ha abandonado las directivas en el terreno artístico y ha ofrecido a los soviéticos exposiciones personales de Pavel Filonov (1883-1941), Kazimir Malevich (1878-1935) y Mare Chagall (1887-1985) como hitos más destacados.

El abandono en que se encuentra Kandinski en la URSS se refleja en la ausencia total de publicaciones monográficas sobre este autor. Especialistas en arte soviético contemporáneo aseguran que el catálogo de la exposición que tiene una tirada de 10.000 ejemplares, es la primera obra soviética dedicada a Kandinski. En la actualidad, expertos en arte trabajan intensamente para editar monograflias y estudios sobre los grandes olvidados del arte del siglo XX y antologías de urgencia sobre los protagonistas de las distintas corrientes no sociorrealistas.

Sin embargo, el contraste entre las posibilidades y la magnitud del vacío existente hace que la laguna cultural e informativa sea muy dificil de superar en corto plazo. Una de las características más notorias de las exposiciones bandera, como la de Kandinski, es la concentración del público en los textos explicativos de la vida y obra del artista y la práctica imposibilidad de conseguir el catálogo, que se convierte en una pieza codiciadísima.

Distintas procedencias

La parte soviética de la exposición de Kandinski (la más amplia) cuenta con obras que se guardan en la galería Tetriakov, el Museo Pushkin (ambos de Moscú), el Museo Ruso y el Ermitage de Leningrado, y un amplio número de museos regionales, cuya presencia es un interesante detalle. Estos museos regionales que, sorprendentemente, han conservado obras de Kandinski fueron creados y recibieron fondos artísticos en los años veinte gracias precisamente a la labor de una institución en la que Kandinski tuvo un papel directivo. Se trataba de la Comisión Nacional de Compras de los Museos Artísticos dependientes del Ministerio de Educación. Kandinski fue presidente de esta entidad desde noviembre de 1919 hasta marzo de 1921.Entre las obras que hoy pueden verse en Moscú están algunas que cuelgan en museos de ciudades cerradas como Gorki (en el Volga), Sverlovsk (en los montes Urales) o Kiasnoyarsk (en Siberia), y también otras alojadas en museos de Tiflis, Baku o Tashkent, por citar algunos ejemplos.

En la exposición están composiciones figurativas hechas a finales del siglo pasado, paisajes moscovitas que dejan paso a una trayectoria de mayor madurez. Varias improvisaciones y composiciones realizadas en su etapa ruso-soviética que cuelgan en la sala junto con las obras de juventud y muestras de su etapa en la Bauhaus (1921-1933) y su período parisino (1933-1944).

El Centro Pompidou, de París; el Museo Guggenheim, de Nueva York, y la Galería Municipal de Múnich se llevan el peso de la participación extranjera. Algunas de las obras expuestas por la parte soviética pertenecen a la donación Kostakis, el famoso coleccionista griego de arte de vanguardia.

Kandinski, que nació en Moscú en la familia de un comerciante acomodado, fue durante su vida ciudadano de tres Estados: ruso, alemán y francés. Licenciado en Derecho, Kandinski ingresó en la Academia Artística de Múnich en 1901 y participó en la fundación de diversos grupos artísticos; entre ellos, Der Blaue Reiter, en 1910. En 1914, al estallar la I Guerra Mundial, regresó a Rusia y ocupó distintos cargos. En diciembre de 1921, el artista se marcha a Berlín en un viaje teóricamente destinado a ampliar las relaciones culturales de la academia. Kandinsky ya no regresa a su país y en 1929 es dado de baja en la academia en calidad de emigrado.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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