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El Reino Unido expulsa a dos diplomáticos y un policía surafricanos

El Gobierno británico ordenó ayer la expulsión de dos diplomáticos y un policía de la Embajada de Suráfrica como respuesta a la implicación surafricana en la consecución por medios subrepticios de tecnología británica para la fabricación de lanzamisiles. La medida es una gran contrariedad para los dos Gobiernos implicados: para Pretoria, porque Londres es el más firme valedor que tiene en Occidente; para Margaret Thatcher, porque los surafricanos, a los que defiende de los ataques de la comunidad internacional, le han intentado engañar y, probablemente, han entregado armas a grupos terroristas de Irlanda del Norte.El Foreign Office comunicó ayer al embajador surafricano en Londres, Rae Killen, que el primer secretario, un consejero y el jefe de seguridad de la Embajada tenían siete días de plazo para abandonar el país. La expulsión fue muestra de la "grave preocupación del Gobierno por la implicación de funcionarios surafricanos" en la busca clandestina de tecnología militar británica secreta de misiles tierra-aire, de acuerdo con un portavoz oficial.

El presidente surafricano, Pieter W. Botha, había enviado con antelación un mensaje personal a Thatcher pidiendo disculpas por lo ouurrido hace dos semanas, cuando un diplomático surafricano fue sorprendido en un hotel de París con un traficante de armas y tres miembros de un grupo terrorista norirlandés que tenían en su poder un modelo del lanzamisiles de fabricación británica Blowpipe, robado poco antes en el Ulster. Pero tanto Botha como su ministro de Defensa, general Magnus Malan, niegan haber negociado con terroristas o haber vendido armas a cambio de pianos o material bélico que aquellos les pudieran proporcionar.

Las declaraciones surafricanas contradicen la relación que fuentes fiables de Irlanda del Norte establecen entre Pretoria y un alijo de armas llegado al Ulster en diciembre de 1987. Según The Independent, extremistas protestantes del Ulster visitaron Suráfrica en 1985 y encargaron armas (pistolas, fusiles de asalto, lanzagranadas) de procedencia no surafricana que les fueron entregadas hace año y medio a cambio de 30 millones de pesetas, un precio de saldo considerado como una muestra de la voluntad surafricana de hacer negocio con ellos, de quienes esperaba le proveyera de material e información sobre otros sistemas de lanzamisiles más avanzados.

Los tres norirlandeses de París forman parte de una unidad militar de voluntarios y uno de ellos es experto en misiles. Hace unos días, otros dos especialistas en misiles de la fábrica de armas Shorts en Belfast fueron contratados por Suráfrica.

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