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El Ayuntamiento de Oviedo deberá indemnizar a Eduardo Urculo

La Sala de lo contencioso-administrativo de la Audiencia Territorial de Oviedo ha condenado al Ayuntamiento de la capital asturiana a pajar al pintor y escultor Eduardo Urculo la cantidad de 500.000 pesetas, más intereses de demora, importe de una obra escultórica realizada por el artista con motivo de la Quincena del Agua.El Ayuntamiento ovetense, de mayoría socialista, organizó esta exhibición en 1986 con ocasión de un congreso sobre el agua que tuvo lugar en la ciudad, encargando a la empresa privada Nostromo la realización técnica de la exposición. El tribunal considera probado que el Ayuntamiento, en contra de la versión municipal, adquirió la obra previamente contratada".

Obra simbólica

Eduardo Úrculo presentó una demanda por vía contenciosoadministrativa contra el Ayuntamiento y la empresa privada Nostromo, el 7 de junio de 1988, después de dos años de gestiones infructuosas para el cobro de la escultura. Esta obra, de carácter simbólico, consiste en una columna triangular de dos metros y medio de altura, realizada en metacrilato, con tres figuras femeninas pintadas a fuego que representan xanas, ninfas de la mitología asturiana. Para la realización de esta escultura el artista se trasladó ex profeso a Oviedo. La obra permaneció expuesta, junto con otras realizaciones, en un amplio conjunto alegórico que ocupaba prácticamente la totalidad de la plaza de la Catedral. Posteriormente, la escultura fue utilizada por el Ayuntamiento ovetense en su caseta de la Feria Internacional de Muestras de Asturias en Gijón.En la sentencia el tribunal exonera a la empresa Nostromo por considerar que su relación con el caso es "meramente tangencial", pero desestima los argumentos del Ayuntamiento cuando niega haber encargado a úrculo la realización de la obra impagada. En el fallo judicial se establece que "el Ayuntamiento vio, dirigió, inspeccionó y libró fondos públicos municipales para la Quincena del Agua celebrada en el verano de 1986". Se añade que "la obra realizada, las partidas presupuestarias para poder llevarla a cabo y para poder instalarla en el recinto de la exposición, las declaraciones de los testigos de alguna manera implicados en la contratación de la obra escultórica y, finalmente, la propia utilización a título dominical de la escultura por parte del Ayuntamiento, que la posee y dispone de ella, trasladándola y exponiéndola en otros certámenes ( ... ) echan por tierra toda la argumentación normativista en la que pretende basar su exculpación".

Úrculo mostró ayer su satisfacción por la sentencia, aun cuando se confesó abatido porque "estas cosas ocurran. Si lo hacen conmigo, es que lo hacen también con el carpintero o con el que instala la moqueta. Es penoso que uno tenga que demandar a una Administración pública para defender sus derechos profesionales".

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