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Crisis en el Gobierno chileno por discrepancias sobre la refórma constitucional

El presidente chileno, general Augusto Pinochet, pidió la renuncia a todo el Gabinete ministerial en la noche del miércoles (madrugada de ayer en España), por discrepancias con el ministro del Interior, Carlos Cáceres, sobre el alcance de las reformas constitucionales en estudio. Cáceres dimitió en un Consejo de Gabinete, después de que un plan suyo con 10 cambios constitucionales fuera rechazado por Pinochet.

Horas más tarde, sin embargo, tras un reunión con la Junta Militar de Gobierno, Pinochet sopresivamente confirmó a Cáceres en su puesto, lo que hace prever que finalmente se verá obligado a aceptar su plan de reformas.La decisión inicial de Pinochet de destituir a Cáceres había hecho pensar en un predominio de los más duros dentro del régimen, lo que llevó a otros tres ministros -los de Relaciones Exteriores, Hacienda y Minería y Educación, Hernán Felipe Errazuriz, Pablo Baraoria y Juan Antonio Guzmán respectivamente- a presentar su renuncia en, solidaridad con Cáceres. Tras la reunión con la Junta, Pinochet aceptó las dimisiones de Baraona y Guzmán.

La renuncia del Gabinete, quinta desde la derrota de Pinochet en el plebiscito de octubre de 1988 y segunda en menos de un mes, es una expresión de una abierta crisis en el interior del régimen. Las tibias reformas a la Constitución que el jefe del Estado propuso en marzo, para someterlas a referéndum antes de las elecciones parlamentarias y presidenciales de diciembre próximo, se vieron en riesgo de naufragio desde comienzos de abril por un importante acuerdo alcanzado entre la oposición y parte de la derecha.

La concertación de 17 partidos opositores y Renovación Nacional (RN), un partido de la derecha que se ha separado progresivamente del régimen, coincidieron en 30 cambios a la Constitución, mucho más allá de lo que Pinochet quiere conceder. El ministro Cáceres, en quien algunos con optimismo vieron un símil con el papel que Adolfo Suárez jugó en la transición española, se encontró situado entre el deseo de Pinochet de sólo maquillar la Constitución y una petición de reformas que no podía ignorar, de partidos que se estima representan al menos dos tercios de la población.

Búsqueda de consenso

Como requisito para plebiscitar las reformas, Pinochet había pedido a Cáceres lograr un consenso entre los partidos, para evitar el riesgo de una nueva derrota en otro plebiscito de confrontación. Cáceres intentó acercar con un plan de 10 puntos las demandas de los partidos y los deseos de Pinochet. Pinochet rechazó esta idea porque estimó que afectaba a la institucionalidad, aceptó la renuncia dé Cáceres y pidió la dimisión a todo el Gabinete.Dos de las reformas pedidas por la oposición y RN son inaceptables para el régimen: eliminación de los 9 senadores designados en un Senado de 35 miembros y disminución del quórum parlamentario para modificar la Constitución. Pinochet no quiere dejar en manos de los políticos herramientas que permitan desmantelar la Constitución y sólo está dispuesto a "perfeccionarla", sin alterar su esencia autoritaria.

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