La sed de Zaragoza

En relación al artículo aparecido en su diario el día 10 de abril titulado La sed de Zaragoza amenaza a tres pueblos, referido al recrecimiento del embalse de Yesa, sobre el río Aragón, en el Pirineo aragonés, queremos hacer las siguientes precisiones:

1. Los datos hidrológicos que se presentan no son correctos: la capacidad de regulación del nuevo embalse no serán 1.500 Hm3 (ésa sería su capacidad), sino 1.250 Hm3. Y éste es un dato muy importante, pues el actual embalse está construido en el grado máximo de optimización hidráulica. Un desmesurado aumento en la capacidad del embalse no se corresponde en la misma proporción con un incremento en la regulación (que es el agua de la que se puede disponer a lo largo del año). Así, el aumento en la capacidad que se propone (1.050 Hm3) sólo eleva en 290 los Hm3 regulados, de tal manera que la regulación de los últimos 40 Hm3 -con los que se regarían 4.000 hectáreas en el llano, requiere inundar ¡1.000 hectáreas en montaña!

2. Los datos económicos también son inexactos, pues a los 15.000 millones de pesetas (del año 1985) hay que añadir los 6.000 millones que costarán las obras del trasvase del río Salazar (Navarra) al vaso de Yesa, sin el cual el recrecimiento no tiene sentido, según la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

3. La Coordinadora Aragonesa de Pueblos Afectados por Embalses, que agrupa a cinco ayuntamientos, grupos ecologistas, asociaciones de ciudadanos y montañeses del Pirineo aragonés, fundamenta su oposición en que las demandas que se aducen para justificar el recrecimiento de Yesa, como son el regadío de Bardenas y el abastecimiento a Zaragoza, son inconsistentes y poco razonadas. En primer lugar, la cantidad de agua que consumirán es muy inferior al caudal que se quiere regular, pues, según CHE, Zaragoza necesita 95 Hm3 y Bardenas se satisface con el actual embalse. De manera que la mayor parte del agua que regularía el recrecimiento no se conoce cuál sería su destino. Y en segundo término, esas demandas y otras que pudieran plantearse pueden satisfacerse perfectamente sin necesidad de realizar el macroembalse, abordando otras actuaciones y obras ya propuestas por otras instituciones y la propia Coordinadora. Éstas se enmarcarían en una gestión del agua más ahorradora, eficiente y moderna, muy lejos de la que están ejerciendo la CHE, comunidades de regante, y compañías eléctricas en la cuenca del Ebro. Sin embargo, y como en épocas pasadas, continúan viendo en la construcción de grandes embalses en el Pirineo la solución a su incompetencia.-

Biscarrues, Huesca.