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Grupos opositores de Europa del Este capitalizan el congreso radical de Budapest

JESÚS ESTÉVEZ, ENVIADO ESPECIAL, El 35º Congreso del Partido Radical se convirtió ayer -su segunda jornada de sesiones, que se desarrollan en la capital húngara- en un foro de expresión para la oposición de Hungría y los disidentes de Rumanía y Yugoslavia, así como, incluso, para un miembro del Gobierno en el exilio del Tibet. Los representantes de la contestación magiar advirtieron contra cualquier triunfalismo, ya que, en su opinión, la libertad y la democracia son por ahora "sólo un espejismo" en Hungría.

El líder radical Marco Pannella compartió esta prudencia. "Que celebremos este congreso aquí, en Budapest, es un acto de democracia, pero no significa que el régimen húngaro sea ya democrático", afirmó Pannella, quien en el terreno doméstico interno italiano, no transnacional, dirigió una durísima diatriba contra el Partido Comunista Italiano con la que se ganó la más entusiasta aclamación del auditorio."El poder central sigue dominándolo todo: la economía, la escena política y cultural, los medios de comunicación", afirmó Cszaba Kiss, que habló en nombre del Foro Democrático húngaro, si bien reconoció que se había iniciado en su país un experimento que suscita expectativas esperanzadoras.

Un estudiante de etnología, Zoltan Rockenbauer, miembro de la Liga de Jóvenes Demócratas húngaros, dijo que la democracia en su país "es sólo una promesa, una mera palabra", al mismo tiempo que mantenía la tesis de que el telón de acero aún sigue en pie en países como Rumanía, Checolosvaquia o la República Democrática Alemana.

Olvidar la venganza

Ana Losonczy, hija de uno de' los ministros del Gobierno de Imre Nagy, que fue aplastado por las tropas soviéticas en 1956,- hizo un llamamiento a que se olvidasen los deseos de venganza y de revancha -su padre murió en la cárcel en 1959- al afirmar que la "mejor manera de honrar a los muertos y recuperar su memoria es defender a los vivos", e hizo un elogio de cómo se desarrolló la transición a la democracia en España.

Ana, hoy profesora de universidad en Bruselas y París, milita en el Partido Radical y presidió ayer las sesiones vespertinas del congreso.

Hasta ahora, los oradores del congreso radical habían coincidido en subrayar el hecho de que la reunión de Budapest equivalía a la destrucción del telón de acero. Raúl Morodo, eurodiputado del Centro Democrático y Social español, calificó el evento como un símbolo de la unión de las dos Europas en busca de la libertad. Precisamente mañana se desarrolla en Budapest la ceremonia oficial que marca el inicio de la retirada de las tropas de la URSS estacionadas en Hungría.

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