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Nicaragua condena la ayuda de Bush a la 'contra'

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIALEl mismo día que el Gobierno sandinista elevó al pleno del Parlamento parte de las reformas democráticas a las une se comprometió en el acuerdo de El Salvador, el Congreso de Estados Unidos aprobó -en la noche del jueves- una ayuda de unos 59 millones de dólares para mantener viva a la contra. El abrumador respaldo parlamentario a la iniciativa de George Bush ha sido considerado aquí como "una burla" de la voluntad de los presidentes centroamericanos y como un signo de que "la guerra en Nicaragua no ha terminado".

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Un paso hacia el sistema democrático

La propuesta de ayuda exclusivamente humanitaria para la contra fue aprobada por 309 votos contra 110 en la Cámara de Representantes y por 89 contra nueve en el Senado de EE UU. La Administración norteamericana considera que esta iniciativa está conforme a los acuerdos de Esquipulas 2, que prevén la posibilidad de ayuda humanitaria, y, según declaró el secretario de Estado, James Baker, "hará posible poner a prueba las promesas de los sandinistas".El presidente de la Cámara de Representantes, el demócrata Jim Wright, activo detractor de la política de Ronald Reagan hacia Centroamérica en otros tiempos, declaró que "esta ley pone fin a las acciones militares y a los esfuerzos encubiertos para derrocar a Gobiernos en el continente".

El respaldo de Wright a la propuesta de la Casa Blanca es el testimonio de que el presidente George Bush cuenta ahora con una gran oportunidad de aplicar una política bipartidista hacia Nicaragua después de ocho años de continuas fricciones entre el Gobierno y el Congreso por el tema de la ayuda a los rebeldes antisandinistas.

Uniformes y víveres

Esta ley, a la que se llega después de dos meses de negociaciones, prevé la concesión de 49,7 millones de dólares de ayuda humanitaria, otros 4,16 millones en asistencia médica y cinco millones más para la aplicación de un programa por parte de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID). Los fondos de ayuda humanitaria podrán ser destinados a la compra de uniformes y víveres para las tropas antisandinistas, pero no a la adquisición de armas.El objetivo de esta iniciativa es mantener a la contra como instrumento de presión sobre los sandinistas un año más, justo hasta febrero de 1990, fecha en que el Gobierno nicaragüense se comprometió ante los presidentes centroamericanos a realizar elecciones generales con plenas garantías democráticas. En ese mismo acuerdo, suscrito el pasado 14 de febrero en El Salvador, los cinco jefes de Estado de la región decidieron elaborar antes del 15 de mayo un plan para desmovilizar a los más de 10.000 combatientes de la resistencia nicaragüense.

Antes de aprobar la ayuda para los antisandinistas, la Adninistracíón y el Congreso estadounidenses consultaron con los presidentes centroamericanos, quienes dieron su visto bueno a la iniciativa norteamericana siempre que la Administración de Bush aceptase liquidar a la contra en un año más si en Nicaragua se celebran elecciones libres. Se trataría, pues, de acuerdo al criterio de los centroamericanos, de retrasar los plazos previstos en El Salvador. El presidente de Costa Rica, Oscar Arias, visitó hace dos semanas Washington para discutir con las autoridades norteamericanas este plan. Según declaró el jueves James Baker, "Arias dijo que la legislación [de ayuda a la contra] está totalmente de acuerdo con su plan de paz y democracia". La Administración, según el propio secretario de Estado, se ha comprometido a "colaborar estrechamente con los líderes democráticos de Centroamérica y Suramérica y con los aliados democráticos en Europa para dar una oportunidad a la paz y a la democracia".

Las primeras reacciones en Nicaragua han sido, no obstante, de irritación. Un comunicado emitido al término de una reunión de la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) con la asamblea del partido afirma que la aprobación de nuevos fondos para la resistencia nicaragüense "viola una vez más el derecho y el orden jurídico internacional y burla la voluntad de los presidentes centroamericanos expresada en el documento de la Costa del Sol [El SalVador]".

Los máximos órganos de dirección del FSLN llaman a sus militantes a "cerrar filas" y a "fortalecer los planes de la defensa militar de la revolución, tomando en cuenta que la guerra aún no ha concluido, a pesar de los avances alcanzados en la profundización de la derrota estratégica de las fuerzas mercenarias".

El comandante Bayardo Arce, uno de los nueve miembros de la dirección nacional del Frente, declaró después de conocerse la decisión del Congreso norteamericano que "persiste de manera torpe la política de Bush en continuar el camino que abrió Reagan".

Pese al disgusto de las autoridades sandinistas, no se espera un frenazo a los compronn*sos democratiz adores asumidos por el presidente Daniel Ortega en El Salvador. El órgano oficial del Frente Sandinista, Barricada, recordaba ayer en un editorial que "el Gobierno de Nicaragua se ha propuesto cumplir al pie de la letra con los compromisos contraídos", porque "de paso quita pretextos a los demás para no cumplir con su parte".

El Gobierno nicaragüense ha recibido, según fuentes diplomáticas, garantías de parte de gobernantes latinoamericanos de que esta ayuda para la contra es el mal menor por el que tienen que pasar los sandinistas en su camino de democratización y de reconciliación con EE UU y sus vecinos.

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