El presidente de Haití ataca los cuarteles rebeldes
Fuego de cañón y de armas cortas se oía ayer, sábado, en varias zonas de la capital de Haití, sumida en un tremendo estado de confusión ante las diversas noticias en torno a los combates que libran los soldados de la guardia presidencial y los amotinados del poderoso regimiento de los Dessalines, que piden la dimisión del presidente Prosper Avril, el tercero desde las elecciones de 1988, que accedió al poder el pasado mes de septiembre tras un golpe militar.
A primera horas de la noche, la guardia presidencial inició el asalto a los cuarteles del batallón Dessalines, al que asegura haber conseguido rendir. Algunos de los soldados se han refugiado en la nunciatura apostólica, según informaciones de la embajada estadounidense en Puerto Príncipe. Sin embargo, el general Avril no controla al ciento por ciento la situación. Una vez rendidos los amotinados del batallón Dessalines, algunas unidades de Los Leopardos siguen en rebeldía. El viernes, la guardia presidencial lanzo un primer asalto, contra los rebeldes, causando al menos 12 muertos, aunque se cree que el número de víctimas es mucho mayor.El presidente de la Cruz Roja de Haití, William Fougere, hizo un urgente llamamiento el viernes pidiendo ambulancias y donantes de sangre para atender a las víctimas de los enfrentamientos entre los dos sectores militares.
Las dos facciones militares que luchan por el poder en Puerto Príncipe, la capital haitiana, es decir, el presidente Prosper Avril y su guardia presidencial y, enfrente, las fuerzas de elite Los Leopardos y los soldados del batallón Dessalines, decidieron al caer la tarde dirimir sus diferencias a cañonazos.
Tras el fracaso de las conversaciones mantenidas en la mañana del viernes por los maridos de los dos grupos armados en liza para alcanzar una solución incruenta a la crisis, sobre las siete de la tarde hora local (una de la madrugada del sábado, hora peninsular española) iniciaron un fuerte duelo artillero de armas pesadas que, según fuentes diplomáticas de la capital haitiana, ha causado una decena de muertos en los dos bandos.
Tras una semana de tensión entre los mandos militares, una vez fracasado el intento de golpe militar del pasado día 2, la caótica situación que vive Haití parece encaminada a un desenlace, mientras la población civil asiste como un convidado de piedra a los acontecimientos, escondida en sus casas. Ayer, toda la actividad de la capital permanecía paralizada, y los comercios y las oficinas públicas y privadas estaban cerradas. Un buen número de compañías aéreas decidió cancelar los vuelos con destino a la capital haitiana.
Reforzada la frontera
El Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Dominicana anunció la noche del viernes, hora local, que su país había decidido reforzar las medidas de seguridad en la frontera común, al tiempo que hacía un llamamiento para que se imponga la cordura en el vecino Estado. Se refirió a fuerzas internacionales, que estaban tratando de mediar entre las partes para evitar un desenlace irreparable.Golpe a golpe, Haití se encuentra ante el problema de que su única fuerza social estructurada, el ejército, está saltando hecho pedazos, a pesar de los llamamientos del presidente-general Rosper Avril a la unidad castrense. El proceso abierto el 7 de febrero de 1986, con el derrocamiento del dictador Jean-Claude Duvalier y su sustitución por un un Gobierno cívico-militar presidido por el general Henri Namphy, se ve sumido cada vez más en la incertidumbre Anegado en sangre el primer intento de la historia haitiana de celebrar unas elecciones auténticamente libres, el 29 de noviembre de 1987, Namphy organizó una nueva consulta en enero siguiente que, marcada por la abstención, entronizó a un presidente civil, Leslie Manigat.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.