105 países adoptan por unanimidad el tratado sobre el control de los residuos peligrosos
Delegados para el Medio Ambiente de 105 países -de los 116 asistentes- adoptaron ayer por unanimidad el acuerdo de la Convención de Basilea sobre el Control de Transporte Transfronterizo de Residuos Peligrosos. Javier Sáenz Cosculluela, ministro español de Obras Públicas, firmó el texto también en nombre de la Comunidad Europea (CE). Estados Unidos, la Unión Soviética y países como la República Popular China, India, Brasil, Japón y los pertenecientes a la Organización para la Unidad Africana (OUA) sólo firmaron el acta final, el acuerdo político del congreso, que no obliga legalmente a las partes. La convención -o tratado internacional- fue firmada sólo por 34 países, incluyendo la CE.
A partir de ahora, la convención estará abierta a cuantos países quieran adherirse durante un año. Para su entrada en vigor precisa la ratificación de 20 países, que tendrá que producirse de forma particular por los Parlamentos de cada Estado signatario.La Convención de Basilea ha incluido dos declaraciones especiales, propuestas, respectivamente, por la organización ecologista Greenpeace y por el Gobierno holandés. La primera pide la confección de una lista abierta de países que hayan prohibido ya o quieran impedir en el futuro la importación de residuos tóxicos. La contribución de los Países Bajos consiste en una llamada a las naciones industrializadas para que disminuyan la contaminación en la zona productora de basuras peligrosas a base de un almacenamiento in situ, o de su destrucción o reciclado nacional. La RFA, Italia, Portugal, Marruecos y Gambia, entre otros, han mostrado ya su interés por apoyar la declaración holandesa.
Sáenz Cosculluela calificó, por el contrario, esta declaración como un acto unilateral que no añade nada a la Convención de Basilea y que rompe la unidad de acción comunitaria. La razón es que trata de convertir la declaración en una prohibición de la exportación de desechos peligrosos, "que en Basilea ha sido regulada y controlada por primera vez a escala mundial".
Regulación nacional
"Cada país comunitario", añadió el ministro, "tendrá la posibilidad de regular sus exportaciones, yendo incluso más lejos que el propio acuerdo de Basilea, para impedir el tráfico ¡lícito o peligroso de basuras".
Antes de la firma del titular español de Medio Ambiente, el Consejo de Ministros de esta área (te la CE se reunió en Basilea, con carácter urgente, para ratificar que la firma de la Comunidad se efectuaría también por unanimidad. A esta reunión de los responsables comunitarios siguió otra de las delegaciones de 40 países africanos y de la OUA, comandada por el representante de Mali, que ocupa actualmente la presidencia de la organización. En conferencia de prensa, los países africanos explicaron que la OUA firmaría el acta final, pero no la convención, ya que ésta debía ser discutida antes ampliamente por los Gobiernos de cada país.
El peso de la OUA ha sido evidente durante toda la conferencia de Basilea, ya que su negativa a firmar podría haber producido la abstención del bloque de países africanos.
África, zona única
La organización quiere que el texto de la convención reconozca al continente africano como una zona única que no recibirá nunca exportaciones de basuras peligrosas. Durante el próximo año, los Gobiernos africanos prepararán los actos jurídicos necesarios para que la convención asegure que la responsabilidad de las exportaciones de desechos tóxicos recaiga siempre en el país que los produce. "Para ello, la OUA tiene que actuar unida y hacer valer su carácter de organización política y económica representante de los países africanos, lo mismo que la CE representa a los europeos", dijo el ministro de Medio Ambiente de Mali, Morifing Koné.
Estados Unidos tampoco firmó la convención, aunque sus representantes aseguraron que, una vez adoptada el acta final y demostrada su buena voluntad sobre el tema, expertos norteamericanos estudiarán el acuerdo de Basilea a la luz de su propia legislación. Ésta regula de forma bilateral la exportación de basuras a países vecinos, y por ello, la mayor crítica norteamericana se centró en las compensaciones económicas, que correrán a cargo del país exportador en caso de accidente o peligro real.
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