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El FMI fomentará nuevos fondos y un programa de reducción voluntaria de la deuda del Tercer Mundo

Enric González

ENVIADO ESPECIALMichel Camdessus, director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), presentó ayer en Amsterdam lo que fue calificado como una reforma radical en la filosofía del Fondo frente al gigantesco problema de la deuda externa de los países en desarrollo, fundamentalmente los latinoamericanos. Camdessus, que recogió el espíritu renovador del llamado plan Brady, someramente enunciado por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Nicholas Brady, hace dos semanas, intervino ante la asamblea de gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para exponer esta pequeña revolución en la estrategia desarrollada hasta ahora por el FMI.

El cambio se basará en el fomento de nuevos créditos para los países deudores y, sobre todo, en un programa de reducción voluntaria de la deuda por parte de los acreedores. Como contrapartida, sólo podrán acogerse a la reducción de deuda aquellos países que apliquen o perseveren en una política estricta de ajuste interno.El objetivo de las nuevas medidas se centra en aliviar las cargas financieras con una reducción del volumen total de la deuda. A finales de 1988, el total de la deuda externa latinoamericana se situaba por encima de los 450 billones de pesetas.

En su parlamento, Camdessus expuso tres objetivos fundamentales: reanudar un crecimiento estable en los países deudores, reforzar su capacidad para atender al pago de la deuda y ayudarles a recuperar un acceso fluido a los mercados de capitales. Según el director del FMI, los instrumentos para alcanzar esos objetivos se basarían en cuatro puntos: renovar los créditos a los deudores incrementar al máximo la eficacia de sus políticas económicas internas, fomentar la predisposición de acreedores y deudores para explotar todos los mecanismos posibles de reducción de la deuda y, por último, impulsar un movimiento de solidaridad mundial en el manejo de los problemas económicos, evitando el proteccionismo y las soluciones parciales.

Camdessus consideró "clarísimo" que "no podrá reanudarse el crecimiento satisfactorio de la inversión y la producción en los países deudores mientras subsistan dos trabas: una carga del servicio de la deuda que represente una tan cuantiosa transferencia neta de recursos al exterior, y un nivel de endeudamiento de tal magnitud que desanime a los inversores preocupados, entre otras cosas, por el riesgo duradero de un alto impuesto sobre el rendimiento de las inversiones".

El director del FMI admitió que los bancos privados no sienten actualmente la más mínima inclinación a prestar más dinero y que los países deudores no tienen por el momento capacidad para afrontar una deuda añadida a la que ya soportan actualmente. "En estas circunstancias", dijo, "es evidente que la reducción de la deuda tiene un papel cada vez más importante que desempeñar para mejorar con el tiempo los balances de ambos, deudores y acreedores".

Camdessus sólo dejó entrever uno de los mecanismos concretos que podrían emplearse para afrontar la nueva etapa: "una prapuesta de gran alcance es que el Fondo facilite directamente las operaciones de reducción de la deuda, otorgando recurso para que se efectúe una recompra en efectivo, para comprar garantías para un canje de activos o para garantizar el pago de los intereses. Se trata, añadió "de una propuesta importante y está incluida entre las cuestioes que habrá de examinar el FMI cuando se reúna a pr ncipios de abril".

Aumento de recursos

Se da por seguro que en su reunión de abril en Washington, el Fondo debrá incrementar sustancialmente sus recursos (ahora de unos 90.000 millones de dólares, de los que unos 35.000 millones rueden destinarse a ayudas) para arbitrar algún tipo de incentivo o garantía, no concretado hasta ahora, a las entidades privadas que cancelen deuda o renueven sus créditos. Michel Camdessus afirmó, refiriéndose a la reducción de la deuda, que "los acreedores que tienen intereses a largo plazo en los países deudores muestran disposición a aceptarla y a conceder un alivio en cuanto a los flujos de liquidez".Los acuerdos de reducción de deuda, que se tratarían uno a uno entre loa acreedores y deudores, deberán favorecer preferentemente, según Camdessus, a los países que hacen todo lo posible por poner su casa en orden". Asimismo, señaló como una de las tareas futuras del FMI "ayudar a la comunidad bancaria a evitar los polizones, o beneficiarios a título gratuito" y actuar como catalizador del nuevo tratamiento de la deuda.

El palo y la zanahoria

Michel Camdessus, el hombre que personifica al FMI y que, por tanto, suscita muy poco afecto en la mayoría de los países latinoamericanos, no quiso adelantar cómo se concretarían las líneas generales del cambio en el FMI. Sí fue explícito, sin embargo, al dibujar el retrato robot de los países que podrían acogerse en condiciones más favorables a la reducción de su deuda, establecida, en principio, alrededor de un 30% como promedio indicativo.Los países que gozarán de los favores del FMI seguirán siendo aquellos que practiquen políticas de ajuste drástico. En palabras de Camdessus, "esas políticas deben ser fuertes, porque fallarán si no suscitan la confianza de todos, comenzando por sus propios conciudadanos, promoviendo la repatriación de capitales; estas políticas deben ser fuertes porque sólo políticas fuertes desencadenan las fuerzas del desarrollo". Camdessus expresó su "admiración por el liderazgo de los Gobiernos que asumen todas sus responsabilidades y no buscan en el exterior algún chivo expiatorio".

Este énfasis en la dureza que precisan los ajustes económicos provocó no poca desazón entre los representantes de los países latinoamericanos en la asamblea del BID, la mayoría de los cuales llevan ya largos años soportando durísimas restricciones enfocadas areducir al mínimo los salarios y la inflación, manteniendo los impuestos al mayor nivel posible para afrontar la deuda pública y devaluando la moneda para facilitar la exportación.

Existe, sin embargo, la posibilidad de que varíe en parte el concepto que encerraban hasta ahora las palabras política de ajuste. El influyente diario económico norteamericano The Wall Street Journal publicaba ayer un artículo de un ex asesor del presidente Reagan, según el cual el plan Brady encerraría importantes cambios en las recetas económicas aconsejadas a los países en desarrollo por el FMI.

Los cambios afectarían a la presión fiscal y a las devaluaciones monetarias. Según elmenciena lo ex asesor, Jilde Wanniilsk , mantener los impuestos en niveles altos favorece la lucha contra la inflación, pero reduce la competitividad y frena el regreso de los capitales evadidos al extranjero, que en Latinoamérica suelen calcularse en cifras astronómicas.

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