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ECOLOGÍA

La capital de México se está muriendo por envenenamiento, advierte el Gobierno al país

Antonio Caño

"Nos estamos matando". Con esta frase, pronunciada sobre el fondo dramático del latido de un corazón que se apaga, intenta la publicidad oficial convencer a la opunión pública de este país del peligro que representa el grado de envenamiento atmosferico alcanzado en la Ciudad de México, la capital más poblada y más contaminada del mundo. Sendos estudios científicos de las universidades de Harvard y Autóma de México confirman el diagnóstico. Alarmadas por la situación, las autoridades suelen suspender las clases en los colegios durante el que de enero, el de mayor peligro del año, para evitar exponer a los niños a los humos irrespirables de una ciudad dónde el azul del cielo empieza a ser sólo un bonito recuerdo.

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Vidas amenazadas desde la cuna

Los que pueden huyen de la ciudad antes de que sea demasiado tarde. Los diplomáticos, los funcionarios de organismos internacionales piden un plus de peligrosidad por vivir aquí. Los más atrevidos caminan por las calles con mascarillas de oxígeno. Los espectáculos dantescos que muchas veces han narrado los guionistas de películas de ficción científica podrían hacerse realidad si no se toman medidas urgentes.Un reciente estudio de la universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) revela quela concentración de ozono en la capital mexicana ha alcanzado los 127 puntos, tres veces más de lo que internacionalmente se considera como el máximo tolerable por el organismo.

Forma patológica

Muchos médicos y científicos han advertido ya que los daños causados en, el hombre por su exposición diaria a este fenómeno son irreversibles. Las enfermedades respiratorias, cardiacas y nerviosas crecen en proporción geométrica, e incluso en aquellos que no están aparentemente afectados en forma patológica la contaminación dejará su huella a medio plazo.Casi 20 millones de habitantes, 35.000 centros industriales, 2,5 inaillones de vehículos son los responsables de la emisión de productos contaminantes que alcanzan la cantidad de cinco millones de toneladas anualmente. Bióxido de azufre, morióxido de carbono, óxidos de nitrógeno e hidrocarburos forman parte en grandes proporciones del aire que se respira en esta ciudad. Y como resúltado de su interacción con los rayos solares se forma el ozono, una palabra y un elemento que se ha hecho muy popular entre los habitantes de la capital mexicana.

Por supuesto que el problema no se queda en el aire. 370.000 toneladas de residuos sólidos generan cada día las industrias ir.texicanas. 52.000 toneladas se concentran en las ciudades, donde, según cifras oficiales, el 25% de esa cantidad queda tirado sin recoger en la vía pública, sirviendo de pasto para ratas, moscas y cucarachas.

Anualmente se concentran en este país 135 millones de residuos industriales, de los cuales cinco millones son considerados peligrosos para el hombre. Muchos de los puertos y playas del golfo de México son ya inservibles para el disfrute humano par culpa de los residuos tóxicos de la industria petrolera.

El tratamiento de las aguas residuales de la mayoría de las ciudades es todavía en este país un proyecto futuro sólo el 20% de las instalaciones existentes para el tratamiento de las aguas funciona normalmente.

Las Naciones Unidas describían recientemente la contaminación de la Ciudad de México como la más seria amenaza para el equilibrio ecológico en América Latina, junto a la depredación de la selva amazónica. Gran parte del problema en esta capital deriva de la superpoblación que se ha ido acumulando en las últimas décadas.

Situación insostenible

Según cálculos oficiales, entre 1970 y 1980 llegaron al distrito federal mexicano casi 3,5 millones de campesinos en busca de trabajo y alimentación. Se calcula que, en 1987, por cada 900 niños que nacieron en la Ciudad de México llegaron 1.500 campesinos.La situación es insostenible. Muchas mujeres se van a dar a luz a otras localidades donde el aire es respirable. Los extranjeros con niños pequeños piden a sus empresas el traslado porque temen envenenar a sus hijos. Para evitarlo, las escuelas han tomado medidas. El retraso de un mes en el inicio del curso evitará a los niños cruzar la ciudad en los días de mayor concentración de ozono.

Asimismo, se ha prohibido que los escolares realicen ejercicios físicos al aire libre (?) en las horas de la mañana en las que se presenta un mayor índice de contaminación.

Cada ciudadano de esta urbe está condenado a sufrir permanentemente la irritación de los ojos y de la nariz, los malos olores, las alergias, la infección de los vegetales. "La sociedad médica está alarmada", señala Humberto Bravo, investigador de la UNAM, para quien México está viviendo en estos momentos sobre una verdadera bomba de tiempo.

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