La "perestroika' y los burócratas

Aczel no quiere opinar sobre si Janos Kadar, máximo dirigente húngaro de 1956 a 1988, está siendo tratado con justicia por la actual dirección. "No somos nosotros, sus contemporáneos, los que le debemos juzgar, sino la historia. Pero es seguro que Kadar siempre estuvo guiado por una idea, la de impedir que se repitieran las brutalidades del estalinismo y el culto a la personalidad", dice Aczel. Y refuerza con datos el resumen de esa etapa, en la que Hungría triplicó sus indicadores de nivel de vida y abrió sus puertas al exterior, permitiendo la entrada de 15 millones de turistas cada año y la salida al extranjero de cinco millones de húngaros.Aczel, de 71 años, defiende los logros políticos y económicos de la etapa de Kadar y distingue entre gobernar con paternalismo y como dictador. "Kadar imaginó las cosas actuando como un padre y no utilizando los métodos de un dictador'.

El ideólogo húngaro, cuyos libros están publicados en 13 idiomas (no en ruso), apoya abiertamente la perestroika de Mijail Gorbachov, pero reconoce las grandes dificultades que tiene ante sí el líder soviético para consolidar sus reformas. Y cita como principal escollo "la fuerza inmensa de 18 millones de burócratas y sus familias, con sus costumbres, sus rutinas y privilegios, que, aunque no sean muchos, es mucho más de lo que tienen los demás ciudadanos".