'Efecto invernadero' o cambios naturales
Las irregularidades climáticas dan lugar a dos escuelas de pensamiento
Entrada en el diario correspondiente al 21 de enero. "No hace nada de frío. Los caminos están polvorientos, hay moscas por todos los lados y los rosales están llenos de hojas, tal época del año así nunca hasta ahora había conocido el mundo". Palabras suscribibles en 1989, pero texto escrito en Londres en 1661 por Samuel Pepys, el diarista que reflejó como un espejo la época que le tocó vivir. El clima, que por su propia condición es mutable, tiene rachas que suscitan teorías que algunos climatólogos contemplan con sorna. Ahora se habla del calentamiento atmosférico, pero no hay más que retrotaerse unos años para encontrar a convencidos pregoneros de la inminente glaciación.
La Unidad de Investigación Climática (CRU) de la Universidad de East Anglia y la Oficina Meteorólógica (Met Office) británica están en pleno proceso de análisis de datos correspondientes a los últimos años. "Los seis años globalmente más cálidos desde que se empezaron a tomar datos fiables hace un siglo han sido todos de esta década y por este orden: 1988, 1987, 1983, 1981, 1980 y l986", dice Phil Jones, que trabaja en la CRU. "Las temperaturas globales han subido alrededor de medio grado centígrado desde principios de siglo".Los científicos de la CRU atribuyen buena parte de este incremento al efecto invernadero producido por la creciente presencia en la atmósfera de anhídrido carbónico, que permite el paso de la ondas cortas de luz solar e impide la salida al espacio de las ondas largas de las radiaciones de calor, aunque en la Met Office son más cautos.
David Parker reconoce que "un calentamiento de estas proporciones es coherente con el efecto invernadero provocado por el incremento de los niveles de anhídrido carbónico y otros gases en la atmósfera", pero no se atreve a hacer mayores extrapolaciones. "La temperatura de la Tierra varía considerablemente debido a causas naturales y no se puede establecer todavía una relación causal".
El Niño
Parker y sus colegas dicen "necesitar más pruebas antes de decir si la temperatura está subiendo, porque las temperaturas fluctúan y puede que vuelvan bajar". Ellos relacionan las altas temperaturas de los últimos años con El Niño, un calentamiento periódico en la superficie del Pacífico sur iniciado ya hace años y que tomó ese nombre por producirse en la época navideña, "pero ahora El Niño se ha acabado y las temperaturas han comenzado a bajar".
Se estima que aquellas aguas están unos cuatro grados más frías, una caída descomunal en términos climáticos, y al nuevo fenómeno se le ha dado el nombre de La Niña, de la que científicos norteamericanos esperan contribuya a enfriar la atmósfera.
"No es que no estemos preocupados, lo que pasa es que no queremos alarmar a la gente", dice el meteorólogo Gordon Higgins. "Creemos que es necesario mirar el asunto en perspectiva y puede que dentro de cinco años estemos en condiciones de decir algo". En la Met Office creen que hay dos escuelas de pensamiento sobre los cambios climáticos "y ellos (por la CRU) son más proclives a manifestar que existe una tendencia al calentamiento".
Otro meteorólogo del mismo organismo es escéptico ante muchas de las cosas que se están diciendo y recuerda cómo hace unos 15 años, unos copos de nieve en pleno mes de junio provocaron una cacofonía de voces que anunciaban una nueva glaciación.
La CRU ha evaluado en 0,34 grados centígrados el incremento de las temperaturas de 1988 en todo el mundo sobre la media existente en el período 1950-1979 y este invierno lleva
precedentes.
Los científicos no se ponen de acuerdo sobre las causas de tamañas irregularidades. Los soviéticos atribuyen los hielos del invierno 1962-63, los peores en Europa desde 1830, a las pruebas atómicas atmosféricas de finales de los cincuenta y primeros sesenta, que produjeron una versión en miniatura de lo que podría ser el invierno nuclear.
Aquel añe la radiación solar
fue de un 3% a un 4%. inferior a la que alcanzó la Tierra en 1970. Pero aparte de fenóme nos puntuales, la tendencia- ge neral, según los estudios de la CRU, es hacia el calentamiento provocado por una mayor pre sencia de anhídrido carbónico en la atmósfera.
Análisis de burbujas de aire atrapadas en los hielospolares muestran que las 280 partes por millón de concentración media de C02 en la época preindustrial han subido en la actualidad hasta las 345, un incremento del 25% que, de mantenerse y unirse a otras circunstancias coadyuvantes, permite augurar un calentamiento global de entre 1,5 y tres grados para el año 2030. Hay clientíficos que niegan que tales condiciones puedan aislarse de otras que las puedan contrapesar y no quieren entrar en el juego de los pronósticos.
Un factor nuevo en el complejo entraniado climático lo constituyen los clorofluorocarbonos (CFC), a los que se atribuye alta responsabilidad en la destrucción (le la capa de ozono que protege la atmósfera. Amén de esta capacidad, las moléculas de CFC son 10.000 veces más fliertes que las del anhídrico carbónico a la hora de crear el efecto invernadero. Londres acogió esta misma semana un congreso internacional sobre la capa de ozono y de nuevo se oyeron IIamamientos a la conciencia ecológica de la humanidad como los realizados el pasado mes de noviembre en Hamburgo en otra reunión internacional sobre clima y desarrollo y previsiblemente parecidos a los que se oirán desde hoy en otra reunión internacional en La Haya.
La glaciación
Tom Wigley, director de la CRU, advierte que esas pequeñas variaciones térmicas globales previstas para el 2030 "representan la misma diferencia e temperatura que hay entre, ahora y lo más crudo de la última glaciación, hace 18.000 años". Parte del hielo polar se derretirá y el nivel de las aguas marinas subirá entre 10 y 40 centímetros, lo que obligará a emigrar a millones de habitantes de áreas costeras anegadas. Zonas fértiles quedarán convertidas en desiertos y la tundra siberiana producirá cosechas. En el congreso de Hamburgo algunos científicos sonrieron ante este perspectiva que favorecía a sus países. Actualmente, el nivel del mar es ya 10 centímetros superior al existente cuando comenzó el siglo.
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