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Los obispos americanos debaten con el Papa cuestiones de moral sexual

Juan Arias

El papa Juan Pablo II empezó a debatir ayer en el Vaticano con 36 arzobispos norteamericanos una serie de cuestiones candentes, entre ellas los problemas de la moral sexual. Mientras, los italianos celebraban el Día de la Mujer Trabajadora, con mimosas regaladas en las calles al gentil sexo y los taxistas llevaban gratis a las mujeres.

La cumbre Vaticano-Iglesia norteamericana, sobre la que existe gran expectación, ha sido calificada de minisínodo, ya que, en realidad, la nutrida representación de la jerarquía católica de la Iglesia de Estados Unidos, la más poderosa económicamente M mundo, supone un encuentro con todo el episcopado de aquel país. La reunión, que durará hasta el sábado, está concebida como los sínodos, con un total de 10 sesiones de trabajo, a las que acudirá el papa Wojtyla. Cada arzobispo podrá hablar sólo 10 minutos. Habrá también debate y conclusiones finales.Junto a los representantes de la Iglesia de EE UU asisten a la cumbre los cardenales de la curia romana más importantes, entre ellos el conservador prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el teólogo alemán Joseph Ratzinger, uno de los personajes de primera plana en el conflicto que enfrenta en este momento a la Iglesia norteamericana con el Vaticano.

Tensión

La tensión entre el Vaticano y los obispos norteamericanos viene desde lejos y se ha agudizado, sobre todo, con este pontificado. Juan Pablo II considera excesivamente secularizados y relajados en el campo de la moral sexual a los católicos de Estados Unidos y demasiado libres y alejados de la disciplina romana a sus teólogos.

El conflicto existe no sólo con las bases de la Iglesia norteamericana, sino también con los mismos obispos.. Por ejemplo, en 1987, durante la reunión del papa Wojtyla en Los Ángeles con el episcopado de EE UU, Juan Pablo II exigió a los obispos que denunciaran a los teólogos que no seguían de cerca las normas vaticanas. Los obispos le hicieron ver que una actitud semejante en EE UU podría alejar de la Iglesia a muchos de los 53 millones de católicos de aquel país.

Cuando, más tarde, la tensión entre el episcopado de EE UU y el Vaticano fue creciendo en relación con temas candentes, como el del sacerdocio de la mujer -que el Papa contesta y los obispos de EE UU apoyan-, el aborto, los métodos de control de nacimientos, el divorcio, la homosexualidad, la enseñanza de la teología en los seminarios y universidades, se pensó en convocar en el Vaticano a una representación de dicho episcopado para discutir juntos. Los obispos de EE UU aceptaron si era una verdadera sesión de trabajo.

Una de las pocas veces que Roma ha tomado medidas disciplinares contra un arzobispo en ejercicio ha sido con el norteamericano Raymon Hunthausen, titular de la archidiócesis de Seattle, del departamento de Washington. Hunthausen fue criticado por no aplicar el magisterio. Joseph Louis Bernardin, arzobispo de Chicago, manifestó ayer que "la libertad, la tradición democrática y el pluralismo religioso, beneficiaron a nuestra iglesia como comunidad de fe".

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