Barco promete acabar con la impunidad de las bandas paramilitares colombianas
ANTONIO CAÑO El presidente de Colombia, Virgilio, Barco, prometió actuar contra los jefes del narcotráfico y determinados oficiales de las fuerzas armadas dentro de una ofensiva gubernamental para acabar con las bandas paramilitares. Barco pidió la solidaridad de toda la población y de los partidos políticos para poner fin a la violencia y la impunidad que se han adueñado de este país.
En un mensaje radiotelevisado a toda la nación para analizar los últimos asesinatos políticos,, Virgilio Barco informó en la noche del martes que "personas involucradas en el narcotráfico, entre ellas grandes capos, están siendo buscadas por orden judicial" en relación con recientes asesinatos ocurridos en el país.Asimismo, el presidente relató que "jueces de orden público han dictaminado que sean detenidos miembros de las Fuerzas Armadas de quienes se sospecha complicidad en actos de criminalidad". "La violencia debe ser castigada viniere de donde viniere", aseguró Barco.
La autoridad judicial anunció ayer que se ha abierto una investigación contra mandos del Ejército por su supuesta participación en la matanza de La Rochela, donde fueron asesinados en enero pasado dos jueces y 10 miembros de la policía judicial. Este grupo investigaba la actuación de las bandas paramilitares en la región del Magdalena Medio y la supuesta existencia de una fosa común que escondía los cadáveres de campesinos asesinados.
Barco aseguró que la prioridad de su Gobierno en el momento actual es el desmantelamiento de los 140 grupos paramilitares que operan en Colombia. Prometió "el juzgamiento y castigo de sus promotores, sean quienes sean".
El presidente citó 11 de estas bandas que ya han sido desarticuladas en las últimas semanas, pero reconoció, al mismo tiempo, que "es cierto que no se ha acabado con la impunidad".
Las promesas de Barco, han sido recibidas con el escepticismo lógico de un pueblo que sabe que el 90% de los crímenes queda impune. Muchos de los capos del narcotráfico a los que Barco ha prometido detener se encuentran en lugares conocidos, protegidos por matones a sueldo y por una espesa cortina de complicidades alimentada con amenazas y sobornos.
Peligro militar
En cuanto a las Fuerzas Armadas, envueltas en una guerra contra seis organizaciones guerrilleras, el presidente Barco tiene que moverse entre los límites de hacer justicia y evitar el peligro lejano, pero real, de un golpe militar. Un alto oficial retirado se ha pronunciado a favor de un Gobierno militar sin romper la constitucionalidad, una tesis que va ganando adeptos a medida que la violencia resulta más incontrolable.
La oposición social-conservadora, que ha criticado insistentemente el "aislamiento" del que acusa al presidente, se ha manifestado a favor de la formación de un gobierno de Unidad Nacional para hacer frente a la crisis. Barco descartó ayer esta posibilidad.
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