México, dispuesto a no cumplir sus compromisos para evitar una revuelta
El Gobierno de México, si no consigue un acuerdo beneficioso con los organismos internacionales de crédito, está dispuesto a suspender el pago de la deuda externa antes que permitir que se reproduzcan aquí los sucesos de Venezuela, afirman fuentes oficiales mexicanas. La precaria estabilidad del país, agobiado por la segunda deuda externa más alta de América. Latina, se vería seriamente amenazada si el Gobierno no alcanza antes del verano resultados positivos para reducir pagos al extranjero, estiman destacados observadores."Si no llegamos a un acuerdo satisfactorio, después de lo que este país ha hecho en materia de reforma económica en los últimos cuatro años, no nos va a quedar más remedio que tomar decisiones radicales", afirmaron medios gubernamentales. Estas mismas fuentes aseguran que las autoridades mexicanas están decididas a que no se repita el caso de Venezuela, para lo cual, si es necesario, se sacrificarán los pagos de la deuda.
México debería pagar este año 14.000 millones de dólares por el servicio de su deuda, que supera los 105.000 millones de dólares. Esa cantidad es muy superior al total de las reservas de divisas de este país, que no llega a los 10.000 millones de dólares. Fuentes económicas consideran que México no tiene con qué satisfacer ese compromiso, mucho menos en un año en el que se espera que el superávit de la balanza comercial apenas rebase los 1.000 millones de dólares.
Solidaridad con Venezuela
El presidente mexicano, Carlos Salinas, envió un mensaje de solidaridad a su colega venezolano, Carlos Andrés Pérez, al poco de estallar los disturbios en aquel país. Era la solidaridad de quien ve cómo se quema la casa del vecino sin que nadie pueda impedir que las llamas avancen.
El Gobierno afirma que no existe peligro inminente de que el fuego llegue, pero expertos políticos y económicos creen lo contrario.
Peor que en Venezuela, los analistas temen que un estallido de ese calibre no sería contenido en México en dos días, ni tal vez en dos meses.
El Gobierno mexicano se encuentra en plena fase de renegociación de su deuda. Los primeros viajes del secretario de Hacienda, Pedro Aspe, a Estados Unidos para tratar el tema no han resultado fructíferos. Las autoridades bancarias piden que México pague; México quiere pagar, pero pide mejores condiciones que las actuales. Se pueden citar tan sólo dos ejemplos de lo difíciles que son las condiciones para un país como éste: por cada dólar que baja el precio del barril del petróleo, se calcula que México pierde unos 500 millones de dólares; por cada punto que suben las tasas de interés de los )ancos, México tiene que pagar alrededor de 800 millones de dólares más por su deuda.
México ha pagado en los últimos cinco años 50.000 millones le dólares por los intereses de su deuda, y ésta no sólo no se ha relucido, sino que ha aumentado.
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