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Disidentes soviéticos critican el acercamiento a Iran

Una veintena de soviéticos pertenecientes a grupos disidentes, con pancartas en las que se llamaba "asesino" a Jomeini, se manifestó ayer frente a la Embajada de Irán en Moscú, sin que interviniera la policía, para protestar por la campaña promovida por el ayatolá contra el escritor británico Salman Rushdie. La Prensa soviética, por su parte, ha ignorado totalmente el llamamiento de Jomeini para que la URSS formara "un frente común contra Occidente" hecho el domingo por el ayatolá al ministro de Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze, en visita oficial a la capital iraní, Teherán.

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Dos personas murieron ayer en relación con las manifestaciones y acciones desencadenadas en todo el mundo contra el escritor británico Salman Rushdie y su libro Versículos satánicos, que ha sido condenado a muerte por Jomeini por considerarlo "blasfemo" contra el islam.En Karachi, la antigua capital de Pakistán, las autoridades pusieron bajo vigilancia las oficinas diplomáticas occidentales después de que una bomba acabara con la vida de un guardia de la librería del Consejo Británico. A la explosión de la bomba, que según el ministro del Interior paquistaní está relacionada con el caso Rushdie, siguió una manifestación de un centenar de motociclistas que pedían la ejecución de Rushdie.

En la ciudad india de Srinagar, en el Estado de Cachemira, otra persona resultó muerta en el ataque con una granada contra una patrulla policial de un grupo de fundamentalistas que intentaban forzar a los comerciantes del mercado para que se unieran a la protesta contra la represión policial que causó 12 muertos en Bombay la semana pasada en una manifestación contra el autor de Versículos satánicos.

En Moscú, la manifestación duró menos de tres cuartos de hora y no había sido autorizada.

Sin embargo, los numerosos agentes de policía, mayoritariamente vestidos de paisano, concentrados en la zona no intervinieron para disolver a los participantes. Éstos se dispersaron pacíficamente tras repartir octavillas a los transeúntes firmadas por el Comité de Defensa de Salman Rushdie.

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Las octavillas acusaban a las autoridades soviéticas de callar vergonzosamente, según su costumbre, con la esperanza de sacar una pequeña ventaja de la creciente tensión en las relaciones entre Irán y Occidente". El Comité de Defensa de Salman Rushdie acusaba también a la " elite intelectual soviética" de callar y temer una enérgica condena de la directiva iraní.

Varios grupos informales, entre ellos la Unión Democrática, el club Glasnost y el grupo Con fianza, habían convocado la manifestación, que fue filmada por un cámara de los servicios de seguridad de la Embajada iraní "Vergüenza para Jomeini", gritaron los manifestantes; "La blasfemia es mala, pero la sed de sangre es peor"; "Vergüenza para los fanáticos del islam" eran dos de las consignas escritas en la media docena de pancartas exhibidas.

"Posición cínica"

Serguei Grigoriants, director de la revista Glasnost, calificó de "cínica y vergonzosa" la posición de la dirección soviética respecto a Irán. En la fachada de la sede di plomática iraní colgaba un recorte del diario Pravda dando cuenta de la reciente estancia del ministro de Asuntos Exteriores, Shevardnadze, en Irán. Bajo el lema de "Mensaje de Gorbachov al ayatolá Jomeini" se encontraba desplegado un mensaje del ayatolá al líder soviético. Irán y la URSS han intensificado sus relaciones en los últimos tiempos. El pasado domingo, Jomeini recibió a Shevardnadze y le comunicó su deseo de estrechar las relaciones con Moscú. Shedvardnadze dio a Jomeini un mensaje de Gorbachov en respuesta al que enviara el ayatolá el pasado enero. Allí se calificaba al comunismo de antigualla y se invitaba al Krerrilin a estudiar el islam para cubrir los vacíos ideológicos causados por la perestroika.

Sin embargo, la Prensa y los medios de comunicación soviéticos no se han hecho eco de la petición de Jomeini de "formar un frente común" contra Occidente, formulada por Jomeini al ministro de Exteriores soviético, que ayer se reunió en Teherán con el primer ministro iraní, Husein Musavi, y con su homólogo Ali Akbar Velayati, antes de abandonar Teherán.

Por otra parte, numerosos países de población musulmana han empezado a reaccionar con respecto al caso Rushdie. Siria, Jordania, Indonesia y Bangladesh han prohibido oficialmente la importación de Versículos satánicos. Siria, además, prohibió cualquier transacción con la editorial británica Penguin y con todas las que traduzcan o distribuyan el libro.

En Nigeria, contra Soyinka

En Nigeria, unas 300 personas pidieron ayer la muerte del escritor nigeriano y premio Nobel, Wole Soyisika, por haber apoyado la causa de Salman Rustidie al condenar la condena a muerte dictada por el ayatolá Jomeini contra el escritor. El Gobierno nigeriano no se ha pronunciado aún sobre el caso, si bien se están efectuando numerosas presiones para que Versículos satánicos sea prohibido. En Turquía, el presidente, Kenan Evren, ha acusado a Rushdie de "buscar el sensacionalismo y la fama" con su libro, si bien el Gobierno turco no ha prohibido todavía el libro.

En Occidente, el libro de Rushdie está alcanzando las cifras de venta más altas de la historia, pese a la prevención de los editores ante las amenazas de los sectores islámicos, que han empezado a manifestarse en las capitales occidentales. Un millar de manifestantes desfilaron el domingo por las calles de París para pedir la muerte de Rushdie. El primer ministro, Michel Rocard, ha anunciado que tomará medidas judiciales contra quienes amenacen de muerte al escritor o sus editores. En Londres, un grupo de líderes musulmanes no consiguieron convencer al Gobierno para que modifique la legislación sobre blasfemia para facilitar un eventual juicio en el Reino Unido contra Rushdie.

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