Objetivo imposible
LA CIFRA del índice de precios al consumo (IPC) correspondiente al mes de enero de 1989 -un 1%- sitúa la tasa anual de aumento en un 6,3% y hace prácticamente imposible el objetivo de inflación para 1989, fijado en el 3%, algo que todo el mundo, menos el Gobierno, ya había pronosticado. El dato de inflación de enero viene a confirmar que los precios están, hoy por hoy, descontrolados. El enorme esfuerzo realizado durante los últimos años, con grandes sacrificios sociales, está cayendo en saco roto. Sin ir más lejos, tras el resultado conocido ayer, la tasa anual se sitúa en niveles similares a los de marzo y abril de 1987. Y, lo que es peor, la inflación subyacente -sin energía, ni productos alimenticios no elaborados- ha subido en tasa anual más de un punto, situándose en el 6,7%.Un análisis de urgencia de las estadísticas dadas a conocer ayer no permite albergar, además, la más mínima esperanza de mejora a corto plazo. La mayoría de los sectores se ha comportado de forma. negativa. No se trata sólo de los transportes -los precios en este apartado crecieron un 2,6%. en un solo mes- o de alimentación -las medidas de choque no han podido impedir un 1, 1 % de subida- El mes de enero ha supuesto un rebrote generalizado de los precios, con muy pocas excepciones, que, además, no tienen demasiado peso en la ponderación del índice general.
Sin hacer catastrofismo, la situación es realmente delicada. A pesar de que el Gobierno insista en su nota oficial que el diferencial con el resto de los países comunitarios no ha experimentado una subida apreciable en enero, no es de recibo buscar comparaciones que resten importancia al problema. Tampoco tiene mucho sentido esconder la cabeza bajo el ala y suspender la tradicional conferencia de prensa mensual de comentario del IPC. El descontrol de los precios es un hecho claro y palpable, como lo demuestra el simple detalle de que al finalizar el mes de enero la tasa interanual está por encima del objetivo del Gobierno en más de un 200%.
Cobra así sentido la preocupación expresada desde hace meses por los partidos de oposición y las fuerzas sociales, que han coincidido en calificar la situación de muy seria y han insistido en la necesidad de que el Ejecutivo revise el objetivo de inflación para 1989. Esta petición -o exigencia, en algunos casos parece plenamente justificada en un momento en que se están empezando a negociar los convenios colectivos para este año y, sobre todo, tras la experiencia del pasado año, en que las previsiones se sobrepasaron ampliamente, causando importantes perjuicios en diversos colectivos sociales. No hay que olvidar la influencia de esos errores de cálculo en la convocatoria de la huelga general del 14 de diciembre pasado y en el fracaso posterior de la concertación.
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