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Benazir Bhutto elige China para su primera visita oficial

Benazir Bhutto inició ayer en China su primera visita oficial a otro país como jefa del Gobierno paquistaní. Bhutto ha querido sellar con este viaje las estrechas relaciones que unen a los dos países y analizar con los líderes chinos la posibilidad de impulsar la formación de un Gobierno de amplia base en Kabul. Pakistán y China han sido los principales apoyos de la guerrilla muyahidin desde la invasión soviética de Afganistán, en 1979.

La retirada del Ejército Rojo del vecino país ha permitido la normalización de las relaciones entre Moscú y Pekín, como puso de manifiesto en Islamabad el ministro de Exteriores soviético, Edvard, Shevardnadze, durante su estancia oficial en Pakistán, a la vuelta de su viaje a China, la semana pasada.Una vez que esté concluida -el miércoles próximo- la retirada soviética de Afganistán, Pakistán está también interesado en impulsar las prácticamente inexistentes relaciones con el Kremlin.

Tanto Pakistán como China están preocupados por el eventual estallido de una guerra civil en Afganistán. Ambos países están dispuestos a hacer todos los esfuerzos posibles para lograr una estabilidad en la zona y facilitar la instalación de un régimen democrático y no alineado en Kabul.

El primer ministro chino, Li Peng, ofreció ayer a su homóloga paquistaní el banquete de bienvenida. En los tres días de estancia, Bhutto tiene previsto entrevistarse, entre otros, con el hombre fuerte de China, Deng Xiaoping; el secretario general del Partido Comunista Chino, Zhao, Ziyang, y el presidente de Ja República Popular, Yang Shangkun.

Endeudamiento exterior

Ambos países conceden una gran importancia a la visita. Desde que la líder del Partido Popular de Pakistán ganó las elecciones del 16 de noviembre pasado sólo ha realizado un viaje, por motivos religiosos, a la ciudad santa de La Meca. Benazir, de 35 años, es la primera mujer que dirige el Gobierno de un país islámico.La joven democracia paquistaní, que ha heredado de los militares un país azotado por una grave crisis económica y un fuerte endeudamiento exterior, defiende una política exterior de cooperación regional. Pekín, por su parte, está también muy interesado en ampliar sus relaciones con el surcontinente asiático.

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El acercamiento entre China y la Unión Soviética, por un lado, y China y la India, por otro, será estudiado detalladamente durante las conversaciones de la primera ministra pakistaní con sus anfitriones chinos. En este sentido cabe destacar que Pekín está a favor de la normalización de las relaciones de Islamabad y Nueva Delhi.

Las conversaciones de Bhutto con el primer ministro indio, Rajiv Gandhi, en diciembre pasado, durante la cumbre de la Asociación para la Cooperación del Surcontinente Asiático (SAARC), celebrada en la capital paquistaní, serán también objeto de análisis.

Por otra parte, Benazir Bhutto ha declarado con frecuencia que siente una especial simpatía por China, país que visitó en 1972. Estudiante aún, Benazir acompañaba en un viaje oficial a su padre, el entonces presidente y artífice de las relaciones entre los dos países, Zulficar Alí Bhutto.

La relaciones desarrolladas no se deterioraron ni cuando, en 1977, el ministro de Defensa paquistaní, Mohamed Zia Ul Haq, dio un golpe de Estado y derrocó a Bhutto, entonces primer ministro. De hecho, Zia, confrontado con la India y con las tropas soviéticas en su frontera, al haber invadido Afganistán, cuidó extremadamente las relaciones con Pekín.

Las fuerzas armadas de los dos países colaboran en la actualidad en la fabricación del caza de entrenamiento Karakorum 8. El avión, que pretenden poner en el mercado el año próximo, lo desarrolla una empresa conjunta.

Segundo socio económico

China es el principal socio económico de Pakistán, después de Estados Unidos. La primera ministra tratará con su homólogo las posibilidades de incrementar las exportaciones paquistaníes, ya que el comercio bilateral sufre una fuerte descompensación. El ejercicio económico de 1987-1988 presentaba un balance de más del 400% a favor de China: 48 millones de dólares en exportaciones y 208 millones en importaciones. En compensación, Pekín ha concedido a Islamabad varios préstamos a largo plazo y bajos intereses.

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