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La ayuda de la ONU llega a Kabul, pese a las reticencias de Estados Unidos

Kabul recibió ayer el primer avión enviado por las Naciones Unidas para proporcionar alimentos a los habitantes de la capital afgana. El cargamento, destinado a los ciudadanos más necesitados, forma parte de una operación de ayuda auspiciada por la ONU que cuenta con las reticencias del Gobierno norteamericano, según los observadores, por tratarse de una ayuda a las ciudades controladas por el Gobierno de Najibulá.

Este primer cargamento, que contiene 26 toneladas de harina, ha sido enviado a bordo de un Boeing 707 de las líneas aéreas etíopes, tras la negativa de la compañía egipcia a realizar el vuelo, tal y como estaba previsto. La ONU tiene previsto enviar cada día un vuelo similar a éste, hasta completar la cantidad prometida de 390 toneladas.

La Unión Soviética, por su parte, viene enviando 600 toneladas de harina cada día desde el mes de enero. Sus envíos son distribuidas entre las panaderías y, mediante un sistema de cupones, entre los funcionarios afganos. Las provisiones de la ONU, sin embargo, están destinados únicamente a los sectores más necesitados de la población: enfermos, ancianos, niños y mujeres embarazadas.

"El único criterio de la asistencia humanitaria de la ONU es las necesidades actuales de los afganos", declaró Agá Khan, el coordinador del plan, llamado Operación Salam. "Y será asesorada y dirigida por los funcionarios de las Naciones Unidas".

El Gobierno norteamericano, por su parte, está organizando su propia operación de abastecimiento, destinada a enviar productos desde Pakístán a las localidades controladas por los grupos guerrilleros. "Estados Unidos no quiere oponerse explícitamente a los esfuerzos de la ONU, pero tampoco va a contribuir con ellos", declaró Selig Harrison, un experto en Afganistán. En opinión de Harrison, el envío de víveres a las ciudades controladas por Najibulá significaría "legitimar" el Gobierno de Kabul.

Menor sufrimiento

Robert Neuman, ex embajador de Estados Unidos en Afganistán, disculpó la utilización del hambre como una forma de lucha contra el gobierno de Najibulá. Si un asedio causara la rápida rendición de Kabul, declaró, podría significar, a la larga, un menor sufrimiento.En lo que respecta a la posición oficial, los portavoces del Gobierno norteamericano se han mostrado ambiguos a la hora de explicar la política de la Administración Bush respecto a la ayuda alimenticia a Afganistán. "Para ser efectivos, este programa requerírá la cooperación de todos los partidos, particularmente de la resistencia, que controla la mayoría del país y sus vías de transporte", declaró Charles Redman, portavoz del departamento de Estado.

George Bush, por su parte, ha ordenado una revisión de su política hacía Afganistán una vez que concluya la retirada de las tropas soviéticas, según funcionarios norteamericanos.

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