_
_
_
_
_
LA POLÉMICA HERENCIA DEL ARTISTA

Firmado en Port Lligat

El 22 de noviembre de 1980 se firmó en Port Lligat, en una vieja máquina de escribir defectuosa, sobre un papel amarillento, sin membrete, y con las faltas mecanográficas que hubiera cometido un párvulo espabilado, el acuerdo por el que Dalí le abría su corazón al Estado. Este documento permanecia inédito hasta ahora.Con el artista firmó el entonces director general de Bellas Artes del Gobierno central, el historiador Javier Tusell, a quien en el documento se llamaba Xavíer, y presentes en la firma constaron documentalmente doña Gala Dalí, don Enrique Sabater, que entonces Sra secretario del pintor, y don Alvaro Martínez Novillo, que en aquel momento era subdirector general. Todos ellos se reunieron en la casa de Dalí para sentar las bases de la gran antológica que se celebraría tres años más tarde en Madrid y Barcelona. Sellado el acuerdo, el Estado se apresuró a intentar saber qué demonios era el legado Dalí.

Más información
El alcalde de Figueres propone que la Fundación Gala-Salvador Dalí gestione el legado del pintor
Semprún, dispuesto a "deshacer equívocos"
A su servicio, senor marqués

El objetivo de la reunión no lo confesaron los representantes del Estado. Ellos fueron a Port Lligat a darle garantías a Dalí sobre las condiciones en que se iba a celebrar su antológica y por eso la primera cláusula del citado documento afirma: "1. La exposición antológica de la obra de Salvador Dalí tendrá lugar en Madrid, en el Museo del Prado, durante los meses de noviembre y diciembre de 1981". Luego la exposición no sería en el Prado, sino en el MEAC, y además se celebraría tres años más tarde, quizá por deseo de Gala.

El verdadero fin de la reunión se alcanzaría gracias a la puesta en práctica de los siguientes puntos del acuerdo, en los que el matrimonio Dalí se comprometía a aportar a la muestra obras de su colección particular depositadas en Londres, París y Nueva York. La Administración, por su parte, se comprometía a custodiar esas obras y aceptaba que en la exposición no figurasen obras de coleccionistas -Peter Moore, Arbaletto y Argiliers- no deseadas por el artista.

Una vez firmado el acuerdo, el Estado cumplió su objetivo: catalogar obra ingente y dispersa del artista de Port Lligat. Gala parece haber sido contraria a ese recuento minucioso y por eso retrasó la puesta en marcha del acuerdo.El director general siguiente, Alfredo Pérez de Anniñán, que prosiguió las gestiones, coronó el acuerdo antes de dejar el Gobierno, con un nuevo compromiso firmado en junio de 1982. Para entonces, el catálogo de Dalí ya no era un secreto tan arcano porque de él participaba también la Administración.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_