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El padre del videoarte presenta dos instalaciones sobre el Quijote

Nam June Paik inaugura en Madrid su primera exposición monográfica

El artista coreano Nam June Paik, pionero del videoarte, inaugura hoy en la galería Juana Mordó de Madrid su primera exposición monográfica con dos instalaciones dedicadas a las figuras de Don Quijote y Sancho Panza, más obra gráfica y cuadros en los que utiliza imágenes de vídeo que ha transeferido tela ultilzando el rayo láser. Nam June Paik fue el primer artista en utilizar la imagen electrónica con fines artísticos.

Nam June Paik, nacido en Seúl en 1932, fue el primero en utilizar el soporte videográfico con finalidades artísticas apenas apareció en el mercado norteamericano el primer equipo portátil de vídeo. Antes, entre 1958 y 1961 se había iniciado en la música electrónica en Colonia (Alemania Occidental), en el estudio de Stockhausen.Paik es un artista ecléctico, fascinado por las tecnologías de la imagen electrónica y por su utilización artística en obras que se caracterizan por ser un collage de formas, de épocas y de estilos. "Un pastiche", dice, "como la realidad, como la comida coreana, mezcla de colores y alimentos".

Las dos videoinstalaciones o videoesculturas que presenta en la galería Juana Mordó son una muestra elocuente de su singular estilo, de la compenetración entre tecnología electrónica y los materiales más clásicos y nobles de la escultura. Sancho Panza tiene por sombrero una antena parabólica, que le da aspecto de mexicano más que de manchego.

La figura está compuesta por ocho televisores de diferentes tamaños, incrustados en la carcasa de antiguos aparatos de radio y de televisión, más cuatro pantallas en las que se mueven incesantemente una especie de molinillos.

Parabólica por sombrero

El Quijote reposa sobre un viejo televisor, uno de esos antiguos aparatos estadounidenses de los años cuarenta, en los que la superficie del mueble y de la madera era mucho mayor que la pantalla. El Quijote tiene por lanza un manojo de antenas y de cables y se sienta sobre un Rocinante de madera, posiblemente importado de Tailandia o de algún país oriental.

Los televisores de las dos esculturas reproducen incesantemente 20 minutos de imágenes en las que se suceden escenas propias de los paisajes de la ruta de Don Quijote, más corridas de toros, espectáculos de flamenco, retablos religiosos y algunos planos de la última película de Almodóvar, Mujeres al borde de un ataque de nervios.

Todos le reconocen a Paik su paternidad y liderazgo en el llamado videoarte, en el uso artístico de una imagen que, como dijo Jean-Luc Godard, tiene más fibra y más nervio que el. cine y la fotografía, a pesar de ser más pequeña y menos perfecta.

De ahí que el videoarte haya ido adquiriendo autonomía e identidad a costa de oponerse al realismo propio de la imagen fotográfica y a los códigos de representación realista propios de la televisión. Los cuerpos de Don Quijote y Sancho centllean incesantemente un fluido de imágenes electrónicas.

La posproducción, los efectos digitales y un ritmo frenético, como si se estuviera viendo el vídeo en el modo de fast forward, un ritmo que además no se apoya en sonido alguno, se apoderan del sustrato original de aquella iconografía que en su origen fue grabada con el rigor y ortodoxia de la mecánica y óptica de las cámaras de cine y de televisión.

Las dos videoinstalaciones son una variación de la serie de robots que comenzó a construir a mediados de los sesenta. Una de las creaciones de su Famila de robots está expuesta en el recientemente inaugurado Museo de la Imagen en Movimiento (MOMI) de Londres. En el Círculo de Bellas Artes de Madrid también se expone su instalación Televisión cruz, dentro de la Exposición Internacional de Arte por el Fin del Hambre en el Mundo.

Asegura Paik que fue la bolsa alemana la que le incitó a interesarse por el tema de la electrónica. "Pensé que había futuro en la electrónica porque las acciones del sector se cotizaban cada vez más. Sólo había entonces dos caminos para aplicar la electrónica a las artes visuales: en la televisión o en la creación de artilugios movidos por control remoto. Por eso comencé a trabajar con televisores y con robots".

'Collage'

Los cuadros que expone abundan también en este collage de materiales: telas en las que se han impreso imágenes de vídeo a través de rayos láser mediante un procedimiento que le enseñó recientemente una artista noruega. A las telas se adhieren máscaras africanas o indias. Culturas ancestrales al lado de McLuhan o John Cage.

El precio de las obras que se exponen en la galería madrileña hasta el próximo día "va desde un mínimo de 250.000 pesetas para sus aguatintas y grabados de la serie V-1dea a priori hasta los 14,5 millones de pesetas de Don Quijote.

No sólo su obra y su práctica creativa son mezcla de estilos aparentemente contradictorios. Su propia personalidad es una amalgama de nacionalidad coreana y norteamericana, de cultura en un tránsito nunca interrumpido entre Oriente y Occidente.

Un artista de la comunicación

York y París. Su último trabajo fue el programa Wrap around the world, emitido para todo el mundo desde Seúl con motivo de los pasados Juegos Olímpicos. En Seúl montó también la que está considerada como la vídeoinstalación más grande de cuantas se han realizado hasta ahora, con más de mil monitores. Actualmente prepara una vídeoescultura con cien televisores para el aeropuerto de Miami.Su materia prima para la creación artística es la imagen electrónica. Fue el primero en arrebatarle a la industria de la televisión, hace 25 años, el monopolio sobre esta tecnología de la comunicación y el primero en percibir su potencial creativo.

Las dos vídeoinstalaciones sobre Don Quijote y Sancho forman parte de una serie dedicada a personajes de la historia, de la literatura y de la política, serie que inició con los hombres de la Revolución Francesa y con Cicerón.

El movimiento neodadaista Fluxus constituye su principal substrato artístico e inspira su concepción de la vida. "Mi actitud sigue siendo Fluxus. Creo que Maciunas era como Don Quijote. Todo el mundo se ríe de ellos, pero son muy serios. La actitud Fluxus es la del pequeño que lucha y se enfrenta con el grande. En el fondo, los dos son Fluxus, los dos son marxistas anacrónicos. Yo también me considero como el más pequeño de los que hacen televisión frente al gran poderío de la industria televisual, en ese espacio que afortunadamente queda libre entre el hardware y el software".

Reconoce que no ha leído todo El Quijote, libro que asocia con la libertad. "Me ocurre con otros importantes autores y obras maestras. Es una de las grandes obras que tengo que leer antes de morir pero que nunca acabo del todo. Yo siempre digo que en mi lecho de muerte habrá un montón de libros pendientes de lectura y que me llevaré al otro mundo".

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