El Ejército argentino reduce a los asaltantes del cuartel
JOSÉ COMAS. Fuerzas del Ejército argentino recuperaron ayer por la mañana, tras 27 horas de combates, el Regimiento de Infantería Mecanizada número 3 de La Tablada, situado unos 20 kilómetros al oeste de Buenos Aires. Un comando de cerca de 50 ultraizquierdistas había tomado el regimiento en la mañana del lunes. No se han facilitado cifras definitivas de muertos, pero se estima que podrían ser más de 30 integrantes del grupo que asaltó el regimiento, cuatro militares -entre ellos un comandante que era segundo jefe del regimiento ocupado- y un suboficial de la policía de la provincia de Buenos Aires.
El presidente argentino, Raúl Alfonsín, acudió ayer a La Tablada, poco antes del mediodía (hora local), cuando la situación parecía controlada definitivamente. Al aterrizar el helicóptero presidencial, un francotirador, parapetado tras un depósito de agua, abrió fuego y, después de un largo tiroteo, pudo ser abatido con la colaboración de un helicóptero artillado del Ejército. Alfonsín permaneció una hora en el recinto del regimiento, recibió informes y pudo examinar el armamento capturado al comando asaltante. Anoche se esperaba que Alfonsín se dirigiera al país por radio y televisión para informar sobre la crisis desencadenada por la toma del regimiento de La Tablada.Después de una noche de terror y tensa espera, al alba se reanudaron con vio.lencia las hostilidades en el regimiento. Por las zonas adyacentes francotiradores se habían refugiado en casas y desde allí disparaban y sembraban la confusión y el pánico. Por la mañana los efectivos militares se dispusieron auna ofensiva final contra los últimos bastiones controlados por los subversivos en el interior del regimiento. Se difundió la versión de que tenían en su poder, "como rehenes, a soldados del regimiento. Los militares instaban a la rendición mediante altavoces. Entre las fuerzas militares encargadas de la operación actuó el Batallón 601 de comandos especiales. Curiosamente muchos de los militares llevaban la cara pintada. Esta pintura de camuflaje dio nombre a los carapintadas, que se ha convertido en símbolo de los militares ultraclerchistas, que participaron en las tres asonadas contra el Gobierno constitucional.
La rendición
Poco después de las nueve de la mañana (doce, hora peninsular española) se pudo ver que un grupo de 14 personas salía con los brazos en alto, escasas de ropa, y custodiadas por soldados. Era el momento de la rendición, aunque todavía quedaban francotiradores en los alrededores, que continuaron los tiroteos durante más de tres horas. Las fuerzas militares y policiales se dedicaron a un trabajo de rastrillaje de la zona, para acabar con los últimos puntos de resistencia.
Poco antes del mediodía, el portavoz presidencial, José Ignacio López, declaró que los asaltantes contaban con armas de procedencia soviética y china y que se había encontrado una proclama de un Frente de Resistencia Popular. En la proclama aparecía la palabra Coordinadora, que había sido tachada para poner Frente. El portavoz López se refirió a los asaltantes como "delincuentes", que pretendían disfrazar de ideología izquierdista sus acciones.
Durante todo el día de ayer persistió, en las declaraciones de todos los políticos, la perplejidad por lo ocurrido. Todos se esforzaban por encontrar una coherencia mínima a la acción de un comando con componentes que se comportaron como auténticos kamikazes. Las versiones, transcendidos, interpretaciones e intoxicaciones se palpaban en el caluroso verano bonaerense.
A primera hora de la tarde los militares permitieron a la Prensa el acceso al regimiento, donde se presenció un espectáculo horrible, con cadáveres esparcidos por diferentes lugares. En la entrada principal había un cadáver que aplastado por el tanque del Ejército que se abrió paso tras arrollar al camión de reparto de bebidas que habían utilizado los miembros del comando.
Todavía es aventurado responder a la serie de interrogantes sobre las consecuencias políticas que los sucesos de La Tablada abren en Argentina. La izquierda fiel al sistema constitucional se apresuró ayer a distanciarse como pudo de la acción. El dirigente del Movimiento Socialismo (MAS), Luis Zamora, que se define como un partido trotskista rechazó ayer categóricamente toda proximidad con el comando y clijos que "el trotskismo no tiene nada que ver ni con el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), ni con lo que hizo el ERP en décadas pasadas, ni con lo ocurrido ayer". Zamora calificó de "elitistas, iluminados y dementes" a los que intervinieron en la toma del regimiento de La Tablada.
La explicación más coherente de la extraña conducta del comando dice que la rápida intervención de la policía de la proviacia impidió la retirada de los asaltantes.
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