El ministro de Exteriores de Bolivia, acusado de ofrecer protección al narcotráfico
El ministro de Exteriores de Bolivia y presidente del Consejo Nacional de la Lucha contra el Narcotráfico, Guillermo Bedregal, ha sido acusado de haberse puesto en contacto, por medio de intermediarios, con Roberto Suárez Gómez, el rey de la cocaína, a fin de pedirle asesoramiento en la creación de un ministerio antidroga y de hacerle una oferta de protección al narcotráfico a cambio de "soporte económico para su campaña electoral", según ha denunciado el matutino Hoy, de La Paz. Bedreg al presidió el mes pasado en Viena la conferencia que elaboró el convenio contra la droga de la ONU.
Antes de decidirse a establecer contacto con Roberto Suárez Gómez, el canciller boliviano había pedido y conseguido la aprobación del jefe de la Agencia Antidroga de EE UU (DEA) en Bolivia, según estas mismas informaciones.Bedregal rechazó enfáticamente estas denuncias, formuladas en una carta que el ex capitán de corbeta Jaime Paredes Sempertegui dirigió al presidente boliviano Víctor Paz Estenssoro difundida el viernes, y anunció que iniciaría una querella criminal contra Paredes Sempertegui.
Sin embargo, uno de los supuestos intermediarios, el mayor de policía retirado Álvaro Pinedo Antezana, envió a los medios de comunicación de La Paz fotocopias de las credenciales extendidas por Bedregal designándole coordinador nacional del Consejo de Lucha contra el Narcotráfico y el informe que el mismo Pinedo le dirigió al término de su misión en la hacienda Quemalia, propiedad de Suárez Gómez, en la que los intermediarios permanecieron durante tres días.
"Suárez se comportó como un verdadero caballero, nos maniestó que estaba completamente dispuesto a colaborar en la lucha contra la droga", dice el informe de Pinedo a Bedregal del 27 de mayo de 1988, en el que se incluyen investigaciones sobre una línea de exportación de cocaína a EE UU dirigida por Mark Barrientos.
Pinedo afirma en su informe y ratificó verbalmente a EL PAÍS que Bedregal solicitó telefónicamente al jefe de la DEA en Bolivia, Franck Macolini, 1.000 dólares (120.000 pesetas) para financiar el viaje de Pinedo y los otros intermediarios (Juan Méndez -que fuera asesor del presidente de la Comisión de Justicia, diputado Álvaro Pérez del Castillo- y Roy Suárez, sobrino de Suárez Gómez) al Beni, a la hacienda Quemalia.
El ex capitán Paredes Sempertegui -detenido varias veces a causa de sus denuncias de conexiones de políticos con el narcotráfico- señala en la carta al presidente Paz Entenssoro que uno de los propósitos de la visita a Suárez Gómez era proponerle que aportara "soporte económico a la campaña electoral del doctor Bedregal a cambio de protección oficial para que trafique droga", según dice textualmente la carta.
Perdió la designación
El canciller Bedregal aspiraba a ser designado por su partido, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), actualmente en el poder, para presentarse como candidato a la presidencia de la República en las inminentes elecciones, que se celebrarán el próximo 7 de mayo. Sin embargo, perdió frente al actual candidato del MNR, el industrial minero Gonzalo Sánchez de Lozada.
Pinedo Antezana, a partir del pasado mes de junio, solicitó a Bedregal el pago de sus servicios de espionaje, aparentemente sin conseguirlo. Por esa razón acudió después a su primo el diputado Álvaro Pérez del Castillo, escribiéndole una carta en la que le decía: "No te olvides que también Roberto Suárez está dispuesto a declarar que fui a visitarlo por instrucciones de él y que existen documentos sobre toda la actividad que realicé con instrucciones de Bedregal, ¿no es cierto?". Según Pinedo, el grupo de espionaje que él formó para el Consejo de Lucha contra el Narcotráfico estaba montado "para crear el ministerio de la droga, que era su proyecto [de Bedregal] y mediante el cual iba a financiar su candidatura".
Bedregal fue elegido presidente de la conferencia de las Naciones Unidas que elaboró y aprobó en Viena, desde el 25 de noviembre al 20 de diciembre pasados, el Convenio Internacional contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Pácotrópicas, que ha significado un cambio radical de la comunidad internacional frente al narcotráfico.
Su labor durante los trabajos de la conferencia fue elogiada por todos los participantes, que le atribuyeron una gran parte del éxito en conseguir un acuerlo entre los países productores de droga, en especial los latinoamericanos, y los países industrializados consumidores. Los primeros exigían que se incluyera la demanda dentro del concepto de tráfico ilícito lo que consiguieron, si bien no lograron la penalización explícita del consumo.
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