Alfonsín asegura que no pactará bajo la presión militar
EI presidente argentino, el radical Raúl Alfonsín, afirmó ayer la primacía del poder civil, negó cualquier forma de reconocimiento al terrorismo de Estado y aseguró que no habrá pactos bajo presión militar. Alfonsín formulóestos principios en una intervención insólita en la política argentina, ante la Asamblea, formada por las dos cámaras legislativas, de diputados y senadores. Tres semanas después de la última sublevación militar, Alfonsín reafirmó el rechazo a cualquier transacción sobre una amnistía o supresión de los procesos pendientes contra militares, así como a reivindicar el papel de las fuerzas armadas durante la guerra sucia argentina. "No hay ningún sector por encima de la ley", dijo.
Alfonsín cosechó una ovación del público cuando afirmó que "lo que ni el Gobierno, ni el pueblo están dispuestos a otorgar es una reivindicación del terrorismo de Estado".El discurso de Alfonsín fue acogido, sin embargo, críticamente por la oposición peronista y por la derechista Unión de Centro Democrático (UCD), para quienes el mensaje presidencial no respondió a las expectativas despertadas y está en contradicción con los recientes hechos en la política militar.
El jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), teniente general Dante Caridi, confirmó la esperada dimisión de su puesto. El próximo lunes, pasará a retiro y será sustituido por el general Francisco Gassino.
A las 10.00 horas (13.00, hora peninsular española), empezó Alfonsín un mensaje de 36 minutos a las dos Cámaras del Congreso, en el que fue interrumpido 15 veces por aplausos. Con frecuencia, las cámaras de televisión enfocaron durante el mensaje presidencial a los jefes de Estado Mayor de las tres armas. Mientras el de la Armada y la Fuerza Aérea escuchaban a Alfonsín con postura rígida, el ya dimitido jefe del Ejército, Caridi, aparecía con una expresión corporal relajada y permaneció todo el tiempo con una pierna sobre otra.
[Tras el discurso, el jefe del Estado Mayor de la Armada, almirante Ramón Arosa, dijo que su arma "no tiene por costumbre comentar las palabras de nuestro comandante en jefe". Caridi, por su parte, dijo simplemente que el discurso del presidente "es palabra santa", informa Efe.]
Alfonsín pronunció un discurso etéreo y sin entrar en detalles sobre la crisis militar. Se limitó a una exposición de principios, sin mencionar ni un solo nombre propio, salvo la obligada referencia al padre de la patria, cuando citó el espíritu sanmartiniano que debe inspirar a las fuerzas armadas. El mensaje presidencial parece un intento de Alfonsín de recuperar la batuta, tres semanas después de producirse el amotinamiento militar del coronel Mohamed Alí Seineldín.
Alfonsín trata de mostrar al país que el poder civil mantiene la supremacía, a pesar de que los hechos parezcan probar que los amotinados han conseguido ver cumplidas casi todas sus exigencias en los últimos días.
En dos ocasiones destacó Alfonsín que el presidente de la nación es también comandante supremo de las fuerzas armadas. Al empezar su mensaje reconoció: "Sería muy grave que no reordenáramos hoy las ideas porque, a pesar de haber concluido el último amotinamiento, siguen las inquietudes e interrogantes. Ahora, de una manera que nos parece hasta más peligrosa,, pues se ha acentuado la confusión".
Transición militar
Introdujo después Alfonsín la idea de "transición militar" al lado de la política y la económica. Señaló Alfonsín la responsabilidad civil en la "alimentación ideológica" de los golpes de Estado y que "la única alternativa a una cultura de la ajuridicidad es una cultura democrática. Si se lucha contra el terrorismo a partir de la democracia y en defensa de ella, la victoria estará asegurada". Añadió Alfonsín que "vastos sectores de la sociedad argentina cayeron en los últimos años en el trágico error de creer que sacrificando la democracia se creaban mejores condiciones para combatir la plaga terrorista. Lo que se logró por esa vía fue cambiar al terrorismo el signo".Cosechó el primer aplauso Alfonsín cuando dijo que "la Constitución fija muy sabiamente que el presidente de la nación es el comandante supremo de las fuerzas armadas". Y añadió: "Cuando no hay presidente de la nación elegido tal como como determina la Constitución, las fuerzas armadas quedan acéfálas y pierden automáticamente su carácter de institución estatal".
Subrayó Alfonsín que "el honor de las fuerzas armadas no está en discusión. En una democracia quien por la razón que sea se aparte de la ley tiene ante los estados de la justicia el lugar natural para evaluar su comportamiento, establecer las consecuencias que de él se desprenden y resolver en qué medida esto afecta a su buen nombre y honor. Ésta es tarea del poder judicial y es una tarea esencial, no menos esencial que la obligación del poder ejecutivo de no inmiscuirse en las responsabilidades que les caben a los otros poderes del Estado"
Recordó Alfonsín que "durante la azarosa historia de las últimas décadas se ha intentado en diversas ocasiones extraer concesiones a los Gobiernos con la amenaza o el uso de la fuerza". Y añadió: "Porque conocemos nuestro pasado, porque sabemos que al ceder siempre perdió la nación, nuestra sociedad de hoy, en su voluntad de apoyar la acción de la justicia, no se dejará vencer ni por el miedo, ni por el odio. No claudicará ante amenazas para modificar sus convicciones".
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