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Lo que cuesta levantar un telón

Los 400 millones del Centre Dramátic intentan recuperar al público de Valencia

La polémica acompañó la entrada en funcionamiento del Centre Dramátic de la Generalitat valenciana el pasado mes de marzo. Con un presupuesto equiparable al del Centro Dramático Nacional y al de la Generalitat de Cataluña, este organismo, dirigido por Antonio Díaz Zamora, ha superado las dificultades iniciales, en opinión de sus responsables, y empieza a consolidar un público y una política de producciones propias en un panorama teatral en crisis. El Centre pretende recuperar la perdida afición al teatro en Valencia.

El Centre Dramátic de la Generalitat valenciana está integrado en el Institut Valenciá d'Arts Esceniques, Cinematografia i Música (IVAECM), que dirige Carmen Alborch. Este organismo, que incluye también la Filmoteca de la Generalitat y, un Área de Música, ha contado en 1988 con un presupuesto de casi 800 millones de pesetas, 403 de los cuales corresponden al Centre Dramátic. La mitad de esta cantidad -unos 200 millones- ha sido dedicada a la producción, coproducción y programación de espectáculos.Para 1989, el presupuesto del IVAECM será similar al año anterior, pero el del Centre Dramátic desciende a 321 millones, 178 de los cuales corresponden a actividades artísticas y el resto a gastos de personal y de funcionamiento. Estos presupuestos son similares a los del Centro Dramático Nacional, que ha contado en 1988 con 370 millones de pesetas, y del Centre Dramátic de la Generalitat de Catalunya, integrado en la Entitat Autónoma d'Organització de Festes i Espectacles, que acoge también el Teatre Catalá de la Comédia y dispone en 1988 de 750 millones de pesetas.

El fracaso artístico de la primera de las coproducciones que presentó el Centre Dramátic de la Generalitat valenciana el pasado mes de febrero en el teatro Olympia, de Valencia, pocos días antes de la apertura del edificio del Rialto, sede oficial del organismo, condicionó inicialmente su imagen. Freaks, el montaje que representó el TAG-Teatro de Venecia, bajo la dirección de Carlo Boso, resultó totalmente fallido.

Recuperar el protagonismo de Valencia como tercer foco de actividad teatral, junto a Madrid y Barcelona, y "abrir caminos de tránsito de los profesionales valencianos hacia el exterior y de las grandes figuras del mundo del teatro hacia Valencia" son los objetivos fundamentales que Díaz Zamora adjudica al Centre Dramátic.

La directora del IVAECM, Carmen Alborch, destaca la mayor afluencia de público a los espectáculos que han abierto la temporada actual -una media de 212 espectadores por sesión en Lhome, la Ustia i la virtut, de Pirandello, bajo la dirección de John Strasberg, y de 48 espectadores en El marinero y Una llamada para Pirandello, de Pessoa y Tabucchi, respectivamente, en la pequeña sala Moratín, de 69 localidades y destinada a los nuevos lenguajes teatrales-. "Hemos conseguido romper el maleficio", sentencia Alborch, haciendo referencia a las dificultades iniciales del centro.

Polémica y calidad

No obstante, la retirada del cartel de las dos obras citadas, por finalización del contrato, el pasado fin de semana, ha vuelto a provocar polémica. Actores y gentes del teatro han lamentado la escasa flexibilidad de los responsables del Centre .El elemento definitivo, sin embargo, que ha propiciado una mejora en la imagen general del Centre Dramátic es la calidad de los dos montajes que han ocupado recientemente sus escenarios: una fábula teatral de Luigi Pirandello de gran eficacia, con una magnífica interpretación de Jaume Valls, Teresa Lozano, Pepe Sancho y Pep Molina, y dos piezas que abordan el mundo del escritor portugués Fernando Pessoa, interpretadas por Rosana Pastor, Amparo Llopis y Marina Viñals, y por un espléndido Joaquín Hinojosa, respectivamente.

Conseguir una mayor proximidad a la realidad valenciana, sin perder el nivel que ha de tener un centro de producción de carácter institucional, se ha convertido en el objetivo prioritario de la directora del IVAECM, Carmen Alborch. Para ello ha abierto un espacio a la presencia de grupos valencianos que puedan representar en el Rialto sus montajes, ha iniciado una política de atracción de espectadores y ha previsto la presencia de directores autóctonos en algunas de las producciones programadas.

A pesar de las desavenencias entre los protagonistas del munido del teatro, todos los sectores culturales reconocen que la vitalidad teatral de Valencia supera con creces a ciudades de tamaño similar, como Sevilla, Zaragoza y Bilbao. El nudo de la cuestión consiste en saber cómo organizar la oferta para conseguir un público estable. Cuatro salas de titularidad pública y tres privadas levantan el telón habitualmente en Valencia.

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