"Tomar el Estado para imponer un Gobierno fuerte"

Durante la noche del sábado, los generales leales trataron de convencer al coronel Mohamed Alí Seineldín para que responda a sus mandos naturales y oostergue la exigencia de una ley de amnistía. El trato incluía una satisfacción a sus exigencias de mayor presupuesto militar y de reinvidicación de las fuerzas armadas.Seineldín se mostró decidido a pedir el retiro si también se releva al general José Caridi, a los mandos del Ejército de Tierra y se anuncia públicamente la sanción de una ley que libre de acusación y condena a todos los miembros de las fuerzas armadas comprometidos con la guerra sucia que los militares iniciaron durante la dictadura.

El jefe rebelde, sin embargo, indicó que estaba dispuesto a "firmar una tregua" con Caridi, según hizo público un portavoz de los rebeldes en Villa Marchelli. Un grupo de periodistas fue autorizado a entrar en el cuartel donde se les leyó un comunicado que aseguraba que los amotinados "no desean tomar el poder", ya que la acción no es más que "un problema interno del Ejército.

Pese a esto, algunos oficiales sublevados, no identificados, insisten en que la "guerra de desgaste" va a continuar y que el objetivo final es "tomar el Estado para imponer un gobierno fuerte".

El cardenal primado de Argentina y arzobispo de Buenos Aires, Juan Carlos Aramburu, se pronunció también a favor de una ley de amnistía. Aramburu aseguró que "75 de los 80 obispos argentinos desean esa ley de reconciliación, que ponga las cosas a cero, porque no quieren ver correr ríos de sangre". El mayor Abate, que controla el regimiento sublevado de Mercedes, dijo que resistiría allí "hasta morir".